Miembros de la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar de Madrid (ADEFAM), en un encuentro celebrado hoy con la Fundación Vicente Ferrer, ha mostrado su apoyo y brindado toda su colaboración a esta organización, que ha sacado de la pobreza a dos millones y medio de hindúes.
Para Anna Ferrer, presidenta de la Fundación Vicente Ferrer, virtudes como la constancia, la organización y formación de equipos han sido las claves para que “las buenas acciones se hayan convertido en resultados reales”, unos pilares que comparte con los valores de la empresa familiar. A su juicio, además, “una de la claves del éxito la Fundación que preside es, después de 46 años, haber logrado resultados, porque “sin resultados ningún proyecto puede tener continuidad”. Para Anna Ferrer, una de las principales cualidades para cambiar la realidad imperante es la constancia. En su caso, esta actitud ha transformado la vida de millones de personas que han podido salir de la pobreza y recuperar la dignidad. La Fundación se caracteriza por haber trabajado siempre sobre el terreno, implicando a los habitantes de los pueblos en los que desarrolla su función.
Además, Anna Ferrer apuesta por una política “de recursos humanos en la que prime la formación”. Así, esta Fundación ha conseguido que la mayoría de su equipo proceda de los lugares donde radican los proyectos, y que el 40% sean mujeres. “Muchas personas que comenzaron en sus lugares de origen trabajando en pequeños proyectos, hoy son nuestros directivos, explicó.
La Fundación Vicente Ferrer trabaja desde la ciudad de Anantapur, en el estado de Andhra Pradesh, con algunas de las comunidades más desfavorecidas y excluidas del sistema de castas indio: dalits, grupos tribales y castas desfavorecidas. Un equipo de casi 2.400 personas (de las cuales el 99% son naturales de Anantapur) ejecuta el programa de desarrollo que la organización lleva a cabo y que cubre 3.148 pueblos y beneficia a casi tres millones de personas.
La Fundación Vicente Ferrer actúa primero conociendo las necesidades de las poblaciones para luego planificar en cada caso las acciones. Esta manera de trabajar basada en la planificación, valor muy cercano a la empresa, “está logrando grandes resultados en un objetivo tan importante como sacar a la gente de la pobreza, suavizando el sistema de castas”.
Dos de las líneas de trabajo que desarrolla la Fundación con más ahínco en los últimos tiempos han sido el apoyo a la mujer y a las personas con capacidades diferentes, los grupos más desfavorecidos dentro de la sociedad india. En el primer caso, Jordi Folgado, director de la Fundación, recordó el éxito del programa “De Mujer a Mujer”, desde el cual ellas crean sociedades cooperativas con el fin de ahorrar dinero para apoyarse las unas a las otras. Mediante los apadrinamientos, adquieren una fuente de ingresos para el colectivo (una máquina de coser o una búfala), lo que supone subsistir sin ayuda e, incluso, generar ahorros. Este hecho les da no sólo autonomía y las separa de la pobreza, sino que restituye su dignidad.
Conseguir que las personas destinatarias del proyecto trabajen con la Fundación no sólo genera riqueza, sino que asegura la viabilidad de la organización y garantiza su continuidad. Con los fondos que se recaudan, muchos de ellos concedidos a través del apadrinamiento, esta organización ha logrado que grupos jóvenes de castas ‘intocables’ acudan a la universidad y que hoy se siga avanzando en la erradicación de la desigualdad. Su capacitación consigue resultados tan simples como acercar el conocimiento en los lugares más diversos del país de las leyes y derechos que les protegen y que antes ignoraban.
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