El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, arrancó oficialmente ayer su campaña a la reelección en las urnas rodeándose de líderes europeos que no dejaron de piropearle, darle ánimos y felicitarle por los resultados de sus reformas. Entre todos ellos destacó la canciller alemana, Angela Merkel, que dedicó cinco minutos de su discurso a alabar al Gobierno y zanjó: «Mariano, tu Gabinete tuvo que hacer frente a un duro legado, pero cogió el toro por los cuernos y hoy todo ha cambiado. Felicidades por ese millón de empleos». Merkel se refería a la reducción del paro desde su punto más álgido, los seis millones de 2012.
Rajoy fue el protagonista absoluto del Congreso que el PP europeo (PPE) celebró en Madrid entre el miércoles y el jueves. La elección de la capital de España para la celebración del cónclave no fue casual. La propia Merkel, el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker; el del Consejo Europeo; Donald Tusk; el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny; o el líder de la oposición francesa, Nicolás Sarkozy, querían lanzar un nítido mensaje de apoyo al candidato de los populares en España a menos de dos meses de las elecciones generales.
¿Qué se juega el PP europeo en España?
Porque en las urnas españolas no sólo es Rajoy el que se juega el tipo. Es el PP europeo, impulsor de las políticas de reformas y de consolidación fiscal, el que busca regodearse en el éxito de sus recetas, en un país que crece por encima del 3% y que crea la mitad del empleo de la UE. España significa mucho, más aún tras del fracaso de la derecha en las elecciones griegas de enero y del posible relevo de Pedro Passos Coelho al frente del Gobierno de Portugal.
Así, durante el evento, las intervenciones de los líderes se poblaron de alabanzas a Rajoy. «Eres un ejemplo a seguir para muchos de nosotros», le dijo el presidente del Consejo, Donald Tusk. «Volveremos aquí en fin de año con un presidente que se llama Mariano», aseguró Nicolás Sarkozy. «Felicito al presidente por sus reformas y el increíble rendimiento de su Gobierno», espetó el polémico primer ministro húngaro, Viktor Orban.
La agenda del jefe del Ejecutivo, «un magnífico anfitrión» en palabras de Merkel, se pobló de reuniones con Tusk, Juncker, Joseph Daul -reelegido en este congreso como presidente del PPE por tres años- y hasta con Silvio Berlusconi, que acaparó mucha atención pero sorpresivamente no habló frente al resto de líderes. El presidente, muy animado, fue el encargado de clausurar el evento y lo hizo en tono combativo, mitinero y orgulloso.
«Las reformas funcionan»
Rajoy agradeció los apoyos recibidos y auguró que el 20 de diciembre el PP «ganará sus cuartas elecciones de seis celebradas en veinte años». Tras recordar que en 2011 se encontró el país «en situación de emergencia» y que «todos nos exigían pedir el rescate», presumió de «habernos rescatado a nosotros mismos». «Lo que funciona en una economía son las reformas y no la parálisis que llevó a España al borde del abismo», bramó.
Fue entonces cuando el jefe del Ejecutivo pasó al ataque y, en velada referencia a Podemos, Ciudadanos y los partidos nacionalistas, pidió a los ciudadanos «elegir estabilidad y confianza» frente a «opciones secesionistas», «populistas que dicen que van a solucionar los problemas en media hora» y «fuerzas que salen al mercado a ver lo que encuentran». «No somos un refresco de moda», señaló, reconociendo haber tomado «decisiones difíciles, pero alejadas de los eslóganes de demagogia de nuestros adversarios». Para los socialistas, «los del déficit intolerable y el paro», también tuvo palabras muy críticas.
«Las políticas más sociales son las populares y no las socialistas. El empleo y el Estado de Bienestar son nuestro patrimonio»,dijo entre encendidos aplausos de la canciller Merkel, con quien se saludó cariñosamente antes de su alocución.
Por otro lado, el Congreso del PPE evidenció diferencias entre líderes a la hora de abordar la crisis de los refugiados. En este sentido, el húngaro Orban sembró la polémica con un discurso favorable a cerrar fronteras y devolver a los inmigrantes a sus países de origen.
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