El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha asegurado que la próxima vacante que se produzca en el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) la ocupará «un español», después de que España no haya logrado la presidencia del Eurogrupo.
No quiere decir con ello que este puesto vaya a ser ocupado por él, porque De Guindos ha reafirmado en una entrevista con Efe que su compromiso era estar en el Gobierno solo durante la presente legislatura y que «en el futuro Dios dirá», porque no se ve ni en Fráncfort -donde está la sede del BCE-, «ni en ningún sitio en concreto».
Lo que tiene claro es que la presencia de españoles en organismos europeos debe ser «paralela a la mejora de la percepción de la contribución de España al proyecto europeo» y que su misión en este momento es acabar esta legislatura.
«Tengo que intentar, sobre todo, dejar más enderezada la salida de la crisis», ha dicho, al tiempo que ha considerado, «con humildad», que ha intentado hacerlo lo mejor posible como ministro de Economía durante «la peor crisis de la historia de España».
De Guindos ha insistido en que ha trabajado «con la máxima lealtad» al presidente del Gobierno y reconoce que, aunque no ha sido fácil, ha defendido el interés general de los españoles «en situaciones complejísimas» y ha puesto su «granito de arena».
Además, ha ensalzado la figura de Mariano Rajoy al considerar que España ha tenido «la suerte de tener un gran presidente, que se ha enfrentado a la peor coyuntura económica, social y territorial de nuestro país en mucho tiempo».
Y en un balance de sus años al frente de Economía, ha dicho que 2012 no se lo desearía ni a su peor enemigo porque hubo «muchos momentos muy difíciles», como la noche de un lunes en la que desde Fráncfort tuvo que coger un teléfono y llamar a una serie de personas para que entrara algo de dinero en una subasta de letras del Tesoro al día siguiente. Ése fue un momento «muy difícil» y después hubo otro en Los Cabos (México), en un encuentro del G20 en el que la prima de riesgo estaba en máximos y España, en el foco de la economía mundial.
Pero también ha habido buenos momentos que el ministro recuerda con agrado, como cuando España salió del rescate financiero, se vio que bastó con unos 40.000 millones de euros frente a los 100.000 disponibles y se había roto esa especie de «nexo terrorífico entre el riesgo bancario y macroeconómico».
No se trata de un día en concreto, pero sí de un momento de satisfacción, en el que se recupera la confianza de los inversores y la prima de riesgo empieza a caer, igual que cuando a mediados de 2013 la economía comienza a crecer y se crea empleo.
También el dato del primer semestre de este año con un crecimiento anual cercano al 4 % es un motivo de satisfacción para De Guindos, quien considera que si se lo hubieran dicho en 2012 no se lo habría creído «ni en el mejor» de sus sueños.
Entonces España era el gran problema y «hoy somos los que más crecemos», ha insistido, lo que hace necesario que aumente la representación del país en las instituciones, «una realidad que se tendrá que compensar».
«Hace tiempo que no hablo con Rato»
De Guindos afirma que no se ha reunido con el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, investigado por fraude y blanqueo de capitales, y que ni siquiera ha mantenido contacto reciente porque «desde hace tiempo» no tiene «ningún asunto que tratar con él». De Guindos ha declinado opinar sobre la polémica generada por la reunión que Rato mantuvo a finales de julio con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aunque ha querido destacar que su compañero de Gobierno ya ha dado una explicación en el Parlamento.
El titular de Economía ha recordado que fue colaborador de Rato durante casi ocho años en ese Ministerio y ha vuelvo a repetir que fue un «muy buen ministro», aunque no ha querido valorar otro tipo de actuaciones.
«Ahí no entro, pero no es incompatible una cosa con la otra y no reconocer lo anterior sería injusto. Luego la vida es complicada y se pueden cometer errores, pero no entro en valoración personal», ha insistido el titular de Economía.
El ministro sostiene que «las cuestiones personales se las tiene que comer y guisar uno mismo», por lo que él no opina sobre las presuntas irregularidades que se van destapando sobre el que fuera aspirante a suceder a José María Aznar al frente del PP.
Aún así ha explicado que a principios de 2012, Rato estaba al frente de Bankia y esta entidad era «el gran problema de la economía española y el foco de atención», por lo que entonces, evidentemente, «tenía un trato, una relación con él».
Sin embargo, ha reiterado, desde hace tiempo no tiene nada que hablar con Rato, y ha defendido que como ministro de Economía ha actuado siempre «con profesionalidad y en defensa del interés general».
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