España se sitúa entre los países con el mayor índice de abandono escolar, el 24,9% de los jóvenes deciden dejar sus estudios antes de finalizarlos. ¿Por qué sigue siendo tan alta la tasa de abandono escolar? Desde el momento en el que un niño o niña comienza en una institución educativa pierde este calificativo para pasar a ser un alumno.
La institución educativa es la herramienta más evidente de acondicionamiento a la sociedad y es la encargada de inculcar los valores que preponderan según el momento histórico y el territorio en el que convive. El entorno educacional en el que vive un alumno actúa como una sociedad a pequeña escala que avanza rápidamente y a la que el estudiante lucha por adaptarse.
La variedad de cambios por los que está obligado a pasar un joven que empieza en un instituto le puede causar confusión al no entender qué es lo que está pasando a su alrededor. Según Óscar Padilla Espinosa, alumno de la academia Guiu de Barcelona, “el sistema ha funcionado siempre de una manera única, imponiendo una velocidad de adaptación a veces no asimilable para un individuo que pasa por lo que llamamos “adolescencia”; esto lleva a que a veces el alumno quede obligado a vivir en un futuro improbable y del todo idealizado por su entorno más cercano”.
“Lo que realmente sucede es que el individuo adopta un rol distinto según cada etapa de la vida. Así, para ser un niño o niña ‘normal’ debes estudiar y elegir entre ciencias o letras y al crecer –para ser un adulto ‘normal’- tienes que inculcar a aquellos que ahora se encuentran en tu misma situación de adolescente la necesidad de pasar por ese amargo proceso porque te espera un porvenir mejor si lo haces”, añade Padilla Espinosa.
¿Nos dejamos llevar por la comodidad?
Muchos expertos aseguran que un alumno de la E.S.O. jamás llega a discernir si realmente se le dan bien las letras o las ciencias y, por tanto, en el momento de elegir una rama por la que seguir los estudios los jóvenes se dejan guiar por otros factores tales como amigos, familia, profesores… Por ello, cada vez son más las voces que se alzan para defender que la decisión de elegir el futuro es demasiado prematura.
“Adelantar esa decisión a la E.S.O. conlleva que en muchas ocasiones el alumno se siente perdido y toma una decisión equivocada”, puntualiza el estudiante. “Es esa presión por la toma de decisiones que parecen ‘metafísicas’ y la presión por la adaptación al instituto la culpable de hacer sentir al adolescente insatisfecho”.
Actualmente, hay centros, como la academia Guiu en Barcelona, que reconfortan al alumno y les ayuda a marcarse objetivos a corto plazo y conseguirlos. De esta forma, en el caso de haberse precipitado tomando alguna decisión, los profesionales ayudarán al joven a acotar el margen de error para logar que desaparezca. Y es que, sin duda, la institución educativa es la primera fase de producción para construir ciudadanos que formarán parte de la sociedad occidental.
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