Que en el futuro vamos a tener que trabajar más años es un hecho, ¿pero estamos preparados para hacerlo después de cumplidos los 65 años? Expertos de Áliad Conocimiento y Servicio, compañía especializada en el sector salud, advierten que el aumento del sedentarismo y el estrés en los empleados plantea un escenario muy poco esperanzador, sobre todo en los trabajadores mayores, si se quiere que se mantengan activos más años.
Los países desarrollados tienen una población con una esperanza de vida cada vez más larga, bajos índices de natalidad y aumento de las enfermedades crónicas, con el consiguiente absentismo y gasto. El envejecimiento y la dependencia de la población son una amenaza preocupante para todos: el número de personas mayores de 60 años se ha duplicado con respecto a 1980 y para 2050 habrá 400 millones de personas de 80 años y los mayores de 65 serán el doble que los niños menores de 14 años. La solución es evidente: Debemos prolongar la salud y la actividad, gestionando nuestra forma de vida.
Europa está invirtiendo en promover que los mayores se mantengan activos y disminuir las enfermedades crónicas, fruto de un envejecimiento no saludable. El estudio desarrollado por Áliad aporta datos sobre los daños más extendidos para el año 2030, que serán el sedentarismo, los malos hábitos nutricionales y el estrés, que provocarán como enfermedades crónicas más extendidas la obesidad/sobrepeso, el cáncer y las enfermedades del corazón.
Áliad, que trabaja desde hace años con muchas empresas, está convencida del papel activo que éstas pueden desempeñar. Julio González Bedia, director general de Áliad, aconseja empezar a potenciar ya los hábitos de vida saludables en las empresas, porque a largo plazo permitirá la fidelización y atracción de nuevos talentos, reducirá los costes relacionados con el absentismo y, en definitiva, mejorará la productividad de los trabajadores. Por eso, los especialistas de Áliad han elaborado una serie de normas saludables que las compañías deberían asumir para preparar un nuevo entorno laboral más longevo:
1. Impulsar la concienciación, la formación y la información de sus trabajadores y, a través de ellos, de sus familias y de la sociedad.
2. Promover la actividad física: las empresas deben fomentar acudir a sus oficinas andando o en bicicleta en aquellos lugares donde la localización de la compañía permita practicar estas actividades. En el caso de que se encuentren en zonas apartadas y a mucha distancia entre el hogar del trabajador, otros consejos que se recomiendan es el fomento de actividades deportivas en grupo: fútbol, baloncesto o cualquier práctica colectiva. A la vez que sirve para cohesionar las relaciones laborales, mejora la salud de los empleados.
3. Favorecer la alimentación saludable: se aconseja evitar comidas apresuradas, ofrecer menús saludables, crear ambientes relajados, instalar máquinas de frutos frescos y dispensadores de agua en lugar de las tradicionales máquinas de refrescos y bollería industrial, etc.
4. Cuidar la ergonomía para prevenir lesiones de espalda, articulares, etc y defectos posturales. Una solución sería la colocación de carteles visibles sobre las formas adecuadas de sentarse, moverse, levantar cargas, etc.,
5. Fomentar las revisiones médicas: ya no sólo los tradicionales chequeos médicos, sino las visitas de especialistas en Psicología, Nutrición y Deporte para evitar que aparezcan los problemas de sedentarismo y estrés.
6. Contribuir a evitar los hábitos nocivos, sobre todo, el alcohol y el tabaco: impulsar campañas, crear espacios libres de humo, restringir las bebidas alcohólicas en el entorno laboral, etc.
7. Evitar el estrés: Asignar y redistribuir responsabilidades, formar en control de estrés, facilitar la conciliación con la vida familiar, etc. El estrés es actualmente una fuente importante de enfermedades y de absentismo laboral, y puede ser prevenible con un ambiente empresarial transparente y amigable a la vez que activo y productivo.
Todas estas propuestas, que habitualmente estarán contempladas en un plan de salud laboral, deben priorizarse mucho más allá de lo que requiere la legislación y la ética empresarial. A juicio de González Bedia, “las empresas deben desempeñar un papel social proactivo en la promoción de la salud y del envejecimiento activo. Nuestra experiencia con más de 600 empresas en temas de salud, es que formar a los trabajadores y hacerles gestores de su propia salud en el entorno laboral tiene unos beneficios empresariales y sociales indiscutibles”.
Los ciudadanos españoles y europeos tendremos que trabajar más años, pero para eso, recuerdan los expertos, tendremos también que estar más sanos.
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