En el día Internacional de la Mujer y el próximo martes, 11 de marzo, se celebrará en Chile la ceremonia de toma de poder de Michelle Bachelet. Un acto que, aunque repetido (Bachelet ya fue Presidenta entre 2006 y 2010), bien podría catalogarse de insólito si se tiene en cuenta que de los 194 países que existen en el mundo, sólo 17 (un 9%) tiene una presidenta o jefa de Gobierno.
Y es que no hace tanto del ascenso de la mujer a la jefatura de un Gobierno. Sirimavo Bandaranaike fue, en 1960, la primera en el mundo en asumir el cargo de primer ministro de un país (Sri Lanka), un hecho que desde entonces se ha repetido en el mundo en tan sólo 61 ocasiones.
Por continentes, sólo América y Europa superan el 10% de presencia de mujeres como responsables de Gobierno. América es con seis máximas mandatarias (Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Jamaica y Trinidad Tobago) de 35 posibles, la región con mayor porcentaje de mujeres (un 17%) al frente de sus respectivos gobiernos. De hecho, en cuatro décadas ha habido 10 mujeres presidentas en América Latina.
Para Ana Lamas, presidenta de WomenCEO y de Plataforma de Expertas, «en el caso de América Latina estamos ante una transformación política inédita en donde el papel de las mujeres ha cobrado un protagonismo principal, y que ha tenido a Chile con la disputa de su presidencia por dos mujeres, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei, su máximo exponente».
Si nos centramos en Europa, de los 50 países que forman parte del Viejo Continente también seis (el 12%) tienen a una mujer como presidenta o jefa de Gobierno. Todas ellas dirigiendo los destinos de países del Norte: Alemania, Dinamarca, Eslovenia, Lituania, Noruega y Suiza.
En el caso de Asia, el porcentaje disminuye hasta el 7% con tan sólo tres mujeres (Bangladesh, Corea del Sur y Tailandia) de 41 países. Guarismos que vuelven a bajar si analizamos el caso de África, con dos (Liberia y Malawi) de 54 países, lo que representa el 4%; y que desaparece sin alcanzar ninguna representación en los 14 países que integran Oceanía, mostrando la enorme postergación que todavía sufre la mujer en esos continentes.
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