Alrededor del cinco por ciento de los ciudadanos podría sufrir esta Navidad el denominado como ‘síndrome de la silla vacía’, un problema que surge cuando las emociones por la pérdida de un ser querido entran en conflicto con el ambiente festivo propio de las celebraciones navideñas y de fin de año, y que pueden generar crisis o ansiedad.
Y es que la Navidad son fiestas que » potencian la alegría, pero también la soledad y la tristeza», por lo que muchas personas experimentan una «gran disonancia» entre los estímulos exteriores, basados en los festejos, reuniones familiares, cenas, compras o regalos, y «las emociones internas de la propia persona, que le conducen a la melancolía y la nostalgia».
Así lo destaca el Teléfono de la Esperanza, que señala que en esta época de cenas familiares y fiestas «es cuando más presentes se hacen las ausencias», ya que «nunca se está preparado para la muerte de un ser querido», y ocurre que sobre todo la primera Navidad tras una pérdida afectiva, «es frecuente que una catarata de emociones se desencadene con la visión de una silla vacía».
En concreto, se calcula que un cinco por ciento de la población española está atravesando en estos momentos un proceso de duelo por una pérdida afectiva reciente y que estas fiestas navideñas serán las primeras tras ese fallecimiento», que «requiere de un proceso de adaptación a la nueva situación».
Explica el Teléfono de la Esperanza que «el llanto, la rabia o la melancolía forman parte del proceso de curación de las heridas, y son normales», sin embargo, «el problema surge cuando estas emociones internas entran en conflicto con el ambiente festivo propio» de la Navidad, lo que psicólogos y terapeutas conocen como ‘síndrome de la silla vacía’.
Señala que en el pasado, cuando era más habitual un modelo familiar extensivo, «la familia realizaba una función amortiguadora» frente a los «golpes de la vida» y de contención de las crisis vitales, sin embargo, en la actualidad, en muchos casos, «el individuo en crisis se siente muy solo», una situación ante la que lo más recomendable es evitar el abuso de fármacos, ansiolíticos y antidepresivos.
El duelo es un proceso natural que necesita su tiempo, y «en ningún caso es sano anestesiar los sentimientos», sino que «es aconsejable realizar aquellas actividades y aficiones que solían gustar a la persona».
Para prestar su ayuda en estas situaciones, el Teléfono de la Esperanza mantiene su servicio de orientación telefónica para personas en situación de crisis emocional o soledad, a través de sus centros en 28 provincias en España, en las que 1.954 voluntarios atenderán las llamadas de este servicio, que funciona las 24 horas día, todos los días, incluidos Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes.
Unos voluntarios que están especializados en la escucha activa y formados para activar las capacidades de las propias personas en crisis para superar sus problemas.
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