RRHH Digital Los pilotos que vuelan a gran altitud pueden tener mayor riesgo de sufrir lesiones cerebrales, según las conclusiones de un nuevo estudio, que se publica este martes en la edición impresa de ‘Neurology’, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Para el estudio, 102 pilotos de U-2 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y 91 personas que no eran pilotos, con edades de entre 26 y 50 años, se sometieron a escáneres cerebrales de resonancia magnética, con los que se midió la cantidad de hiperintensidad de sustancia blanca o pequeñas lesiones cerebrales asociadas con la pérdida de memoria en otras enfermedades neurológicas. Los grupos fueron agrupados por factores de edad, educación y salud.
«Los pilotos que vuelan a altitudes superiores a 18.000 pies (casi 5.500 metros) están en riesgo de enfermedad de descompresión, una condición en la que la presión del gas o de la atmósfera alcanza niveles inferiores a aquellos dentro de los tejidos del cuerpo y forma burbujas», dijo el autor del estudio, Stephen McGuire, de la Universidad de Texas en San Antonio, de la Escuela de Medicina Aeroespacial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y miembro de la Academia Americana de Neurología.
«El riesgo de la enfermedad de descompresión entre los pilotos de la Fuerza Aérea se ha triplicado desde 2006, probablemente debido a los periodos más frecuentes y más largos de exposición para los pilotos. Hasta la fecha, sin embargo, no hemos sido capaces de demostrar ninguna disminución neurocognitiva clínica permanente o de la memoria», subraya.
Los síntomas que afectan el cerebro, que a veces acompañan a la enfermedad de descompresión, incluyen procesos de lentitud de pensamiento, confusión, falta de respuesta y pérdida de memoria permanente. El estudio encontró que los pilotos tuvieron casi cuatro veces en volumen y tres veces más en número de lesiones cerebrales que los no pilotos, unos resultados que se mantuvieron si los pilotos o no pilotos tenían síntomas de la enfermedad de descompresión.
La investigación también halló que mientras que las lesiones de los no pilotos se encuentran principalmente en la sustancia blanca frontal, como se produce en el envejecimiento normal, las lesiones en los pilotos se distribuyeron de manera uniforme por todo el cerebro. «Estos resultados pueden ser útiles para evaluar el riesgo de actividades como escalada de alta montaña, buceo a grandes profundidades en el mar y volar a gran altura», concluyó McGuire.
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