RRHH Digital El economista Xavier Sala i Martín recupera en su web un estudio elaborado por economistas estadounidenses para tratar de explicar el porqué de la discriminación salarial femenina. La conclusión es que se trata de un problema generado fundamentalmente por la cultura y la educación recibida y que, por tanto, es algo que se puede cambiar.
En los países de la OCDE las mujeres trabajadores cobran de media entre un 20% y un 40% menos que los hombres.
Competitividad, la clave
En principio, esto se debe a las características de las tareas que desempeñan. Así, a los hombres se les suelen asignar puestos más «violentos, agresivos y competitivos» que, por norma general, suelen estar mejor remunerados, mientras que las mujeres tienen a preferir trabajos «más pacíficos», explica. Y pone como ejemplo la mayor presencia de hombres en las grandes empresas financieras en Wall Street frente al «dominio» de las mujeres en el mundo de las ONG.
¿Es cierto que las mujeres son menos competitivas? Y, ¿por qué? Estas son las incógnitas que la teoría trata de despejar. Para ello, tres investigadores de las universidades de Chicago y Tilburg pusieron en práctica un sencillo juego: tirar bolas de tenis a un cubo, con un premio por cada pelota encestada. La compensación por cada acierto se triplicaba si decidían jugar contra otra persona en lugar de hacerlo de forma individual.
En EEUU el resultado revelaba que el 50% de los participantes masculinos optaban por competir para ganar un premio de mayor cuantía, mientras que en el caso de las féminas solo el 26% se decantó por esta opción.
El mismo ejercicio se llevó a una sociedad fuertemente patriarcal, los masai, y a una de la India regida por un matriarcado, los khasi. Las diferencias fueron notables: mientras que en la tribu africana se obtuvieron prácticamente los mismos resultados que en EEUU, en el caso de la sociedad india el porcentaje de mujeres que optaban por competir se elevó al 55% y el de los hombres bajó al 39%.
Cuestión cultural
La conclusión del estudio es que la educación tiene una influencia mucho mayor que la genética a la hora de establecer pautas de comportamiento y de fijar los roles de mujeres y hombres en la sociedad. Así, Sala i Martín destaca la importancia de la cultura y de las costumbres transmitidas en la elección de tareas y puestos de trabajo más o menos competitivos.
«Esto es una buena noticia», exclama el economista, porque se puede cambiar. Según asegura, para corregir las diferencias salariales entre hombres y mujeres bastaría con reformar el sistema educativo, ya que en una cultura donde «se enseña que las niñas son importantes, las mujeres son mucho más competitivas».
«Si educamos a los niños y a las niñas de la misma manera, al final serán igual de competitivos y tendrán los mismos salarios», concluye.
Los comentarios están cerrados.