RRHH Digital Cuando el 26 de febrero la dirección de Alstom anunció un plan de ajuste para su negocio eólico en España, una reestructuración que supondría el despido de 373 trabajadores y trabajadoras y el cierre de dos plantas de producción de aerogeneradores, los sindicatos pusieron en marcha un intenso calendario de movilizaciones que tendrá como colofón la jornada de lucha que se ha programado para el 9 de mayo en Madrid. A la capital está previsto que se desplace ese día la plantilla de los centros afectados por el ajuste, que supera el millar de personas en Cataluña, Castilla y León, Euskadi, Galicia y Navarra.
La Federación de Industria de CCOO se opone al plan de ajuste porque Alstom es una empresa que año tras año registra beneficios; porque el proceso de expansión que se ha iniciado en Francia y Brasil debe ser compatible con el mantenimiento de los centros españoles; porque los argumentos que se utilizan para justificarlo son inconsistentes y porque existen medidas no traumáticas dentro del Acuerdo para la Anticipación al Cambio vigente en el grupo que evitarían los cierres y los despidos y resolverían la desaceleración del sector.
Para este sindicato, el caso de Alstom Renovables es doblemente sangrante. A la pérdida de empleo se une la deslocalización tecnológica del conocimiento que durante años ha cuajado en los centros españoles y la pérdida de un sector estratégico para el desarrollo industrial.
CCOO está convencido de que Alstom Wind y Alstom Hydro (los dos negocios que integran Alstom Renovables) tienen futuro. Pese a que las administraciones locales y autonómicas han apoyado los argumentos sindicales para mantener el empleo y la viabilidad de los centros, la multinacional se empeña en no modificar sus planes. Y lo hace, pese a que la semana pasada, en una reunión con los sindicatos, el secretario general de Industria se mostró dispuesto a, llegado el caso y tras sopesar la información que se aporte, promover una actuación a tres bandas para encauzar el conflicto.
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