RRHH Digital La cifra de personas desempleadas en todo el mundo registrará un nuevo incremento en 2013, cuando el número de parados aumentará en 5,1 millones, hasta superar los 202 millones de desempleados, a pesar del moderado repunte de la producción previsto para el periodo 2013-2014, según advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
«A pesar de un repunte moderado en el crecimiento de la producción
previsto para 2013-2014, se estima que la tasa de desempleo experimentará un nuevo incremento y que el número de desempleados en el mundo aumentará de 5,1 millones en 2013, hasta llegar a más de 202 millones en 2013 y otros 3 millones en 2014″, señala el informe.
Asimismo, la organización advierte de que aquellas regiones que han logrado prevenir un incremento adicional en el desempleo «con frecuencia han experimentado un deterioro en la calidad del empleo, en la medida en que el empleo vulnerable y el número de trabajadores que viven por debajo o muy cerca de la línea de la pobreza aumentaron».
En este sentido, los autores del informe consideran que la incoherencia entre las políticas monetarias y las fiscales adoptadas en diferentes países, así como un enfoque poco sistemático hacia el sector financiero y los problemas de la deuda soberana, en particular en la zona euro, han provocado que la incertidumbre perjudique las perspectivas
mundiales.
«La indecisión de los responsables de la formulación de políticas en diversos países ha generado incertidumbre sobre las condiciones futuras y reforzado las tendencias de las empresas a aumentar los excedentes de efectivo o pagar dividendos antes que expandir su capacidad y contratar nuevos trabajadores», señalan.
De este modo, la OIT apunta que el aumento del desempleo ha presionado al crecimiento de los ingresos, lastrando los salarios reales en muchas economías avanzadas y reduciendo así el apoyo que el consumo privado podría aportar a la actividad económica, por lo que considera que las fuentes de crecimiento necesitan ser complementadas por otras áreas, en particular por un crecimiento más consistente en las inversiones privadas pero también del consumo público, al menos en los países que disponen de espacio fiscal.
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