RRHH Digital Una educación rica en artes aumenta en un 17,6% las posibilidades de cursar estudios superiores y de conseguir mejores trabajos, al tiempo que reduce en un 10% las probabilidades de caer en el desempleo. Por el contrario, la carencia de este tipo de educación, eleva en cinco veces, a partir de los 26 años, las posibilidades de acabar siendo dependientes de ayuda o asistencia pública. Estos datos, entre otros, se recogen en el informe “Buenos días creatividad”, elaborado por la Fundación Botín y un equipo de expertos internacionales, que ha sido presentado hoy.
Los niños nacen con una increíble capacidad de aprender, pensar, vivir e interactuar con su mundo de forma creativa. Vienen al mundo con sofisticados “programas de software” preinstalados que desafían el entendimiento humano. Aprenden rápidamente habilidades complejas como puede ser nadar o incluso otros idiomas si se les expone a ellos a una edad temprana. Pero cuando empiezan a interactuar con el mundo real, se infectan de los “virus” que “retrasan su crecimiento en la vida, el virus de la comparación, del etiquetado, la clasificación y la evaluación, de la culpa y la crítica, por mencionar algunos. Para cuando son adultos, han perdido más del 70% de sus capacidades innatas. En realidad no las pierden, sino que quedan adormecidas”, asegura la doctora Martina Leibovici-Mühlberger, en el informe presentado hoy por la Fundación Botín en su sede de Madrid.
Diversos investigadores afirman que en la actualidad estamos afrontando una auténtica crisis creativa. Como prueba de esto, el informe recoge algunas conclusiones de un análisis realizado por Kyung Hee Kim partiendo de los datos recogidos sobre casi 300.000 adultos y niños estadounidenses. Señala que “el significativo descenso de la puntuación en fuerza (física) desde 1990 indica que en los últimos 20 años, los niños se han vuelto menos expresivos en cuanto a sus emociones, menos enérgicos, menos habladores y expresivos, menos cómicos, menos vitales y pasionales, menos perceptivos y menos sintetizadores”, entre otras cosas.
El informe presentado por la Fundación Botín y los que publicará en 2013 sobre educación emocional y social y, especialmente en enero de 2014 sobre cómo las artes desarrollan la capacidad de crear, son parte del gran reto que la Fundación asumió hace diez años con la implantación de su programa Educación Responsable en colegios de Cantabria y ahora en Madrid, y con la puesta en marcha en junio de 2014 del Centro Botín. “Un reto para contribuir a generar progreso y desarrollo económico y social gracias a la mejora de la inteligencia emocional y la capacidad creadora de las personas”, afirma el director general de la Fundación, Íñigo Sáenz de Miera.
Los datos más evidentes de la mejora de los logros académicos que se consiguen con una educación rica en artes, están recogidos en el estudio realizado por James Caterall sobre más de 25.000 alumnos de Estados Unidos. Sus resultados indican que los estudiantes que se implican en las artes tienen más probabilidades de escribir, leer y realizar matemáticas complejas, “de nivel superior”, faltan menos a clase y afirman ser más felices en la escuela.
Cuando estos alumnos alcanzaron la edad de 20 años, el estudio indica que este tipo de educación les había proporcionado, entre otros beneficios, una probabilidad superior en un 17,6% de matricularse en la Universidad que los que no la habían recibido, y habían reducido en un 10% sus posibilidades de no estudiar o de encontrarse en las filas del paro. Asimismo, habían aumentado en un 15,4% su probabilidad de involucrarse en actividades de voluntariado, en un 8,6% de establecer amistades fuertes y en un 20% su probabilidad de votar.
Al cumplir los 26 años, los alumnos con una educación rica en artes tenían mejores empleos y más probabilidades de describir sus vidas como felices y con buenas relaciones. Por el contrario, los estudiantes con una educación con carencia en artes tenían cinco veces más probabilidades de acabar siendo dependientes de ayuda o asistencia pública. Ahora bien, el estudio también advierte de que aquellos lugares en los que la educación en artes se había realizado con programas de baja calidad, no sólo no había favorecido a los alumnos, sino que había provocado efectos negativos en el desarrollo de la creatividad y del pensamiento innovador de los jóvenes.
Por último, entre los proyectos de investigación publicados más recientes (2012) se encuentra el denominado “Las artes y el rendimiento de jóvenes en situación de riesgo”, que utiliza datos de cuatro estudios longitudinales a gran escala del periodo 1988-2008. En la conclusión del informe se indica que los jóvenes con un estatus socioeconómico bajo, que habían recibido una educación rica en artes, presentaban mejores resultados académicos que otros de su edad menos involucrados en esta materia. Además, los jóvenes de 18 años que habían tenido experiencias artísticas intensas mostraban mayores niveles de comportamiento cívico y era tres veces más probable que obtuvieran un título de graduado que quienes no habían vivido dichas experiencias.
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