Recursos Humanos Digital Un manifestante de 66 años ha muerto al sufrir una crisis cardíaca durante las manifestaciones contra los recortes y la jornada de huelga general. Ha ocurrido en la plaza Sintagma de Atenas, según afirman medios locales citados por France Presse. Más de medio centenar de personas han sido detenidas y al menos cinco han resultado heridas durante los disturbios.
Disturbios durante las protestas
La policía griega lanzó gases lacrimógenos este jueves para dispersar a manifestantes que lanzaban piedras y bombas molotov en protesta contra las medidas de austeridad, mientras una huelga general paralizaba gran parte del país que está sumido en una profunda crisis y cerca de la bancarrota.
Los trabajadores griegos realizaban una huelga el jueves por segunda vez en tres semanas, esperando mostrar a los dirigentes europeos que se reúnen en Bruselas que la nueva oleada de recortes en los salarios y en las pensiones solo empeorará una situación dramática tras cinco años de recesión.
Más de 30.000 manifestantes se reunieron en el centro de Atenas, en una jornada donde la mayor parte de las empresas y la actividad del sector público suspendió su actividad por una medida de fuerza de 24 horas convocada por los dos mayores sindicatos del país, ADEDY y GSEE.
La tensión creció cuando un pequeño grupo de manifestantes comenzaron a lanzar pedazos de mármol, botellas y bombas molotov a la policía, que formaba una barricada en la plaza frente al Parlamento. La policía respondió lanzando gases lacrimógenos en varias oportunidades.
«Basta es basta. Han cavado nuestras tumbas, nos han sepultado y estamos esperando al cura para que lea las últimas palabras», dijo Konstantinos Balomenos, un trabajador de 58 años de una empresa de agua cuyo salario fue recortado a la mitad hasta 900 euros y que tiene dos hijos desempleados.
Algunos manifestantes portaban banderas de Grecia, España y Portugal y gritaban: «UE, FMI, fuera».
Grecia está hundida en su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y debe recortar al menos 11.500 millones de euros más para satisfacer a la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y conseguir así el próximo tramo del rescate de 130.000 millones de euros.
«Aceptar medidas catastróficas supone llevar a la sociedad a la desesperación y las consecuencias, así como las protestas, serán entonces indefinidas», dijo Yannis Panagopoulos, líder del sindicato del sector privado GSEE, que representa a unos 2 millones de trabajadores, lo que supone la mitad de la fuerza laboral del país.
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