RRHH Digital Pese a las incertidumbres que giran en torno a ella, «la computación en nube (cloud computing) es presente y futuro; debemos pasar por ahí, pero no a cualquier precio», ha afirmado Ramon Miralles, coordinador de Auditoría y Seguridad de la Informática de la Autoritat Catalana de Protecció de Dades, miembro de la Junta Directiva del capítulo español de la Cloud Security Alliance y profesor del Máster IP&IT de ESADE. En la misma línea se ha expresado Daniel Gabarre, abogado de J. Isern Patentes y Marcas: «La nube es el nuevo paradigma de la informática; se suele explicar desde los riesgos pero sin tener en cuenta que, en ocasiones, es una gran oportunidad para las empresas». Estos aspectos concretos de la implantación de este nuevo sistema de almacenamiento para las empresas han sido expuestos en la primera sesión de la cuarta edición del Foro IP&IT Propiedad Intelectual y Sociedad de la Información, que tuvo lugar en la Facultad de Derecho de ESADE.
Pérdida de control
Una de las cuestiones que ha originado más debate y preocupaciones en los usuarios está relacionada con la seguridad y el almacenamiento de datos confidenciales. Para Miralles, aunque la nube, de manera inherente, no es «ni segura ni insegura», sí lo es la forma de gestionarla. «La computación en nube es sinónimo de pérdida de control.» Así define Miralles el problema en torno a la seguridad. Esta problemática deriva de que el cliente que contrata el servicio otorga a un tercero el almacenamiento y la gestión de los datos sin dejar de ser el máximo responsable sobre ellos.
Según Miralles, este problema se agrava por la falta de información facilitada por parte de los proveedores de computación en nube: «No tenemos la suficiente información para hacer un análisis de riesgos adecuado a fin de que el responsable de los datos vele por una buena gestión», ha explicado. Esta pérdida de control se ve amplificada por «la falta de transparencia de los proveedores de los servicios de computación en nube a la hora de explicarnos las condiciones legales en las que nos van a prestar estos servicios».
Responsabilidad final de los datos
Los riesgos en materia de seguridad de la computación en nube están sumamente ligados a la relación contractual entre el cliente y el proveedor que proporciona estos servicios de almacenamiento. Es decir, el responsable del tratamiento de los datos tiene la obligación de salvaguardarlos, con independencia de que estos estén en manos de un tercero. Además, también debe verificar que el proveedor cumpla con los aspectos legislativos en materia de protección de datos de carácter personal. Por ello, Miralles aconseja «buscar un proveedor con el que pueda negociar las condiciones del servicio».
Beneficios de la nube
Pese a los aspectos importantes a tener en cuenta a la hora de «subirse a la nube», existen grandes beneficios derivados de su uso. Según Miralles, aporta eficiencia económica y simplifica el uso de las TIC, pero también aporta más posibilidades de utilizar aplicaciones y diversifica los canales de acceso. Además, la computación en nube es más respetuosa con el medio ambiente por «el hecho de acumular centros de procesos de datos compartidos, que son más eficientes energéticamente», explica el experto.
La elasticidad, la accesibilidad, la multiplicidad de canales y la simplicidad son algunas de sus características más importantes. «Subirse a la nube» implica también una reducción de costes para la empresa, ya que se comparten recursos con otras compañías y su servicio es medible. Según los expertos, en los próximos años, este nuevo sistema de computación, que permite alojar todo un software en la red sin necesidad de instalarlo en un ordenador concreto, se consolidará tanto en el ámbito doméstico como en el de las empresas y administraciones públicas.
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