RRHH Digital La calidad media del factor trabajo registró un aumento medio anual del 1,9% entre 2007 y 2012, según datos del Banco de España, que atribuye este repunte a que la destrucción de empleo producida durante la crisis se ha concentrado en aquellos trabajadores con menor nivel de productividad (jóvenes, menos educados y con menor experiencia laboral).
En su último boletín económico, el Banco de España analiza el impacto de la crisis en la composición del empleo y su impacto en el índice de calidad del factor trabajo.
Este indicador mostró un aumento «muy intenso» entre 1990 y 1996 por la mejora educativa de la población ocupada, y posteriormente, entre 1996 y 2007, se estabilizó porque, a pesar de que siguió mejorando la educación de la población, se produjo una «notable» entrada de trabajadores con productividades inferiores a la media.
Desde 2007 y 2012 se ha vuelto a observar un repunte de la calidad media del factor trabajo debido a la baja productividad del empleo destruido en la crisis y también por la mayor contribución de la experiencia laboral.
De hecho, los trabajadores con estudios superiores han incrementado en este periodo su peso relativo en el total del empleo en más de cuatro puntos, en detrimento de los de menor nivel educativo, y los empleos destruidos han sido, mayoritariamente, temporales y, por tanto, con menor experiencia en el empleo, lo que ha hecho que aumente el peso de los trabajadores con mayor experiencia laboral.
MÁS MUJERES EN EL MERCADO LABORAL
Además, la institución que gobierna Luis María Linde constata que se ha acentuado la participación de la mujer en el mercado laboral desde que se inició la crisis, con un incremento de su peso relativo en el empleo de 4,4 puntos entre 2007 y 2012.
El Banco de España explica que este repunte de la participación laboral de la mujer está «estrechamente ligado» al impacto de la crisis en sectores como el de la construcción, donde proliferan los trabajadores varones.
Otro rasgo característico de la evolución del empleo en los últimos años ha sido la «especialmente intensa» destrucción de puestos de trabajo entre los jóvenes, perdiendo los menores de 35 años más de 10 puntos porcentuales de peso relativo en el empleo.
Por el contrario, los trabajadores de mayor edad, que se vieron muy afectados por la crisis de inicios de los 90, han elevado su participación en el empleo durante los últimos años.
Por último, la crisis ha interrumpido el flujo de inmigrantes hacia España, colectivo sobre el que el Banco de España afirma que han recaído «importantes reducciones de empleo», hasta el punto de que el peso de los trabajadores nacionales sobre el total de ocupados se ha incrementado más de un punto en este periodo.
Para el organismo emisor, los intensos cambios que ha sufrido la composición del empleo desde el inicio de la crisis «parecen desempeñar un papel muy relevante» a la hora de explicar el acusado repunte de la productividad aparente del trabajo.
De cara al futuro, el Banco de España prevé que, a medida que los trabajadores menos productivos se reincorporen a la actividad económica, se modere el aumento de la productividad agregada de la economía atribuible a las variaciones de la calidad del factor trabajo.
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