Recursos Humanos Digital Un total de 21 trabajadores del sector de la construcción y sus afines han perdido la vida en accidente laboral durante este verano, según ha denunciado este martes la Federación de Construcción, Madera y Afines de CC.OO. (Fecoma-CC.OO.).RRHH
Del total de siniestros mortales, 18 se produjeron en el sector de la construcción propiamente dicho, mientras que los accidentes restantes se registraron en el sector de la madera, áridos y en tejas y ladrillos.
Según ha criticado el sindicato, pese a la fuerte caída del empleo en el sector, con una pérdida cercana a los dos millones de puestos de trabajo, la siniestralidad laboral no está decreciendo «en proporción», sino que muestra «picos preocupantes» en un momento en que la inversión en obra pública es «insignificante» y no se construye vivienda nueva.
Las caídas en altura y quedarse atrapados han sido las dos principales causas de los accidentes mortales de la construcción de este verano, al ser responsables del 85% de los siniestros.
Un tercio de los fallecidos tenían entre 50 y 60 años de edad, mientras que el grueso de las muertes se concentraba en la franja de 20 a 40 años, con algo más del 40% de los accidentes mortales.
Por su parte, el 14% de los fallecidos tenía entre 40 y 50 años, y uno de los siniestros le costó la vida a un trabajador de 65 años, un hecho que CC.OO. califica de «intolerable» después de llevar años reclamando la jubilación anticipada a los 60 años para los trabajadores de obras.
Por comunidades, Extremadura ha sido la comunidad donde más trabajadores de la construcción han perdido la vida este verano, con cinco fallecidos, seguida de Andalucía, Madrid y Castilla-La Mancha, con tres siniestros mortales cada una.
A los 21 fallecimientos que registró el sector durante este verano hay que sumar otros 25 accidentes de carácter grave. Para CC.OO., los ‘números’ del periodo estival no tienen sentido: «¿Cómo se pueden tener tantos muertos si no hay trabajo en el sector», se pregunta el secretario de Salud Laboral de Fecoma, Santiago Cubero.
«La respuesta es clara: ineficacia en la vigilancia y desinversión y desinterés en la prevención de riesgos laborales, campo abonado para que algunos empresarios sin escrúpulos campen a sus anchas sin ningún control», denuncia.
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