RRHH Digital. De esta forma, el estudio -realizado entre más de 4.800 gestores de flotas de pymes y grandes empresas en dieciséis países para determinar las tendencias actuales y futuras del coche de empresa- muestra cómo los altos ejecutivos han cogido las riendas de una actividad que si antes delegaban en los responsables de flotas, ahora han decidido controlar directamente, lo que permitirá disminuir la presión sobre los costes del 12% al 10%.
Así, los directivos se muestran predispuestos a hacer malabares para adaptar sus flotas al actual contexto económico, acometiendo incluso un recorte del 2% este mismo año. Además, los altos mandos comienzan a ver el vehículo corporativo no tanto como una fórmula retributiva en especie sino como una herramienta de trabajo para atraer nuevo negocio en un intento por reforzar su actividad.
Esto explica que los directivos tengan previsto aumentar este año los vehículos destinados a fines exclusivamente comerciales en cerca de cuatro puntos porcentuales, de manera que representen seis de cada diez coches de su flota; mientras que, por el contrario, los vehículos de incentivos bajarán a la mitad, reduciéndose a lo mínimo, al representar sólo un 2%.
En Europa, más proclives a delegar
Curiosamente, esta tendencia a asumir la gestión de flotas por parte de los altos mandos contrasta con el escenario que se dibuja en el resto de Europa, donde los directivos no sólo son más proclives a delegar el control de los gastos de la flota en mandos intermedios, sino que lejos de «apretarse el cinturón» optarán por aumentar en un 4% su tamaño; un claro reflejo de las distintas velocidades que marcan ya las economías de España y buena parte de los países de nuestro entorno.
Además, a la hora de asignar el papel de estos vehículos, los directivos europeos actúan de manera contraria a como vienen haciéndolo sus homólogos españoles, es decir, limitando los coches para comerciales -que pasarán del 37% al 34%- y aumentando los vehículos incentivos. De hecho, los coches como retribución extra al salario de la plantilla aumentarán en tres puntos, hasta representar el 13% de la flota.
La conducción compartida está de moda
Otra firme apuesta de la dirección general y administrativa para optimizar y reducir costes es gestionar la flota de una manera eficiente, es decir, de acuerdo a las necesidades reales de uso. Esto explica el fuerte impuso a la práctica de los vehículos compartidos, permitiendo además imprimir a la compañía una imagen de modernidad y de «estar siempre a la última».
Concretamente, el interés de los altos mandos por adoptar fórmulas como el car pooling -en las que los vehículos son utilizados por los empleados bajo demanda a través de un sencillo plan de reservas- se multiplica este año por ocho, hasta alcanzar el 31% de las compañías, frente al 4% del año pasado.
Según el director del CVO, Alejandro Madrigal, «gracias a los últimos avances tecnológicos, las medidas de car pooling han dejado de ser una iniciativa residual para convertirse actualmente en una alternativa clara de ahorro, ya que permiten optimizar la movilidad de una empresa pero, lo más importante, dentro de un presupuesto cerrado».
El protagonismo de los eléctricos, todavía por llegar
Sin embargo, el vehículo eléctrico que en años anteriores parecía despuntar como medida de ahorro y movilidad pierde fuelle frente a los motores de combustión tradicional, lastrado por las barreras hasta ahora insalvables de falta de autonomía e infraestructuras.
Así, resulta muy gráfico comprobar el gran desencanto de los directivos hacia la tecnología eléctrica, cuya intención de uso se desploma un 58% este año. Y es que sólo dos de cada diez consiguen identificar algún área de su empresa donde «rodarlos» y sacarles el máximo partido.
Según Madrigal, «de las 50.000 matriculaciones de eléctricos previstas para 2012, únicamente se han matriculado 196 hasta mayo, lo cual denota una clara falta de demanda real, evidenciando que el protagonismo que se confirió años atrás a esta nueva tecnología para cubrir las necesidades básicas de movilidad todavía está por llegar».
Las pymes, reacias al alquiler
Finalmente, el Barómetro del Vehículo de Empresa evidencia un comportamiento muy dispar entre los directivos de grandes compañías y los de pymes a la hora de abordar la configuración de sus flotas. Así, mientras que los primeros optan mayoritariamente por el ahorro del «todo incluido» que caracteriza al renting, los pequeños empresarios siguen prefiriendo la propiedad al alquiler.
Así, los «grandes jefes» prefieren contratar con un solo proveedor el alquiler y la gestión de todos los trámites relacionados con el uso de los vehículos (seguros, citas con talleres…), lo que explica que el renting alcance previsiblemente este año un crecimiento de tres puntos porcentuales entre las grandes corporaciones (61%).
Por el contrario, la dirección de las pymes -menos acostumbrada a echar mano de la externalización de servicios – continúa anclada en la cultura de la compra a pesar de las dificultades de acceso al crédito. Esto explica que sólo el 16% de los pequeños directivos (-5,8%) estén aprovechando las ventajas de ahorro del alquiler.
En este sentido, pese a los esfuerzos de los operadores de renting por acercarse al colectivo de pymes y autónomos, lo cierto es que hasta la fecha sólo las grandes empresas son realmente conscientes de las ventajas que supone contar con un coste fijo todos los meses (57%) sin desviarse de él o, lo que es lo mismo, controlar eficazmente el presupuesto (11%).
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