Recursos Humanos Digital. La dirección de Inasa Foil Sau, planta de aluminio, ha comunicado este martes a la consejera de Industria del Gobierno de Navarra, Lourdes Goicoechea, la decisión del Consejo de cerrar de forma «inmediata» la factoría de Irurtzun.
Inasa Foil Sau también ha comunicado a la autoridad laboral el ERE de extinción para la mayoría de sus contratos laborales en Irurtzun – 155 contratos – dejando 13 trabajadores para las tareas relativas al cierre, según ha informado la propia empresa en un comunicado.
Inasa fue comprada por Bavaria Industrie Kapital en 2010, con la intención de «reestructurar la compañía y hacerla sostenible como empresa independiente», según ha asegurado la compañía.
En este sentido, señala que en 2010 se invirtieron 4.143.000 euros para modernizar los equipos de producción siendo la mayor inversión en los últimos 10 años.
No obstante, agrega que Inasa ha sufrido «históricamente una desventaja en costes relativa a empresas del sector (especialmente los competidores de Grecia y Turquía)» y «la industria del Foil en Europa vive una sobrecapacidad en sus fundamentales de oferta y demanda que deteriora continuamente los niveles de precio».
CAÍDA DE VENTAS
Según añade, en la primera mitad de 2011 se acordó una primera reestructuración en la factoría con 26 despidos y una reducción salarial del 8 por ciento, pero «la segunda mitad de 2011 vino marcada por una caída de ventas consecuencia de la crisis financiera».
La compañía asegura además que «en el primer trimestre de 2012 los aumentos de precio de energía, metal y precios de venta más bajos provocó un deterioro de márgenes, todo ello en un contexto de competición internacional con países de bajo coste incluyendo mayores importaciones desde China en el mercado nacional y europeo e hizo que los primeros esfuerzos de reestructuración en 2011 no fueran suficientes para asegurar la supervivencia de la factoría de Irurtzun».
La dirección añade que el 2 de abril de 2012 la dirección de Inasa Irurtzun inició un periodo de negociación para «hacer converger los salarios de la fábrica con el convenio Siderometalúrgico del Metal de Navarra, pues los salarios de Inasa -incluso tras 2011 – se encontraban históricamente un 30% sobre el Convenio navarro, habiendo tenido la empresa pérdidas en la actividad de laminación durante los últimos 10 años y habiéndose dado en Europa una intensa competencia en precios que provocó cierres».
«ALTOS SALARIOS»
Según la empresa, «los altos salarios de Inasa impedían competir y por ello el Consejo decidió aplicar la reforma laboral aprobada recientemente por el Gobierno como vía necesaria para la viabilidad».
Asimismo, se presentó un nuevo plan que contempló preservar los 177 puestos de trabajo evitando despidos y se complementó con un Plan Social Flexible, «de forma que se distribuiría una cantidad de hasta 10.309 euros por trabajador si se alcanzaba una mínima rentabilidad».
La compañía ha asegurado que «el plan permitiría la supervivencia de la factoría y se estaba actualmente negociando con la banca acreedora sobre el mismo». «A inicios de mayo 2012, tras el correspondiente anuncio de implementación a partir del 1 junio de las medidas legales destinadas a adaptar los salarios al referido Convenio Metal Navarra, Inasa sufrió una serie de acciones de huelga que finalmente desembocaron en una huelga indefinida desde el 24 mayo con un impacto gravísimo en las relaciones de clientes, pérdida de los principales clientes y lo que es peor, la destrucción de la confianza en la capacidad industrial de Inasa como proveedor», ha agregado.
Además, la empresa asegura que en las últimas semanas ha tenido la impresión de que Inasa «está siendo utilizada intencionadamente por determinados partidos políticos y sindicatos como parte de su estrategia para impulsar una lucha a nivel nacional contra la reforma laboral y en la que los intereses concretos de esta empresa y sus trabajadores están siendo subordinados en beneficio de dicho objetivo político».
«Lamentamos el haber tenido que tomar esta decisión, sin embargo, con la huelga indefinida, las condiciones económicas finalmente han forzado seguir esta línea», concluye.
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