RRHH Digital. En una emotiva reflexión sobre el sentido del sufrimiento al término del sugestivo Vía Crucis nocturno en el Coliseo, Benedicto XVI lamentó que «en nuestro tiempo, la situación de muchas familias se ve agravada por la precariedad del trabajo y por otros efectos negativos de la crisis económica».
El Papa afirmó que «cuando nuestras familias deben afrontar el dolor, la tribulación», el contemplar la Cruz de Cristo puede ayudarles a «encontrar el valor y la fuerza para seguir caminando». A su vez, tener presente la Resurrección de Cristo permite vislumbrar «el triunfo definitivo del amor, de la alegría y de la vida, sobre el mal, el sufrimiento y la muerte».
El Papa rompió moldes encargando por primera vez a un matrimonio la preparación de los comentarios a cada una de las catorce estaciones del Vía Crucis.
Los textos escritos por Danilo y Anna María Zanzucchi abordaban problemas concretos como la infidelidad matrimonial o los conflictos dentro de la familia, pero también otros dramas todavía más dolorosos como «la falta de respeto a la propia intimidad», el divorcio y el aborto hasta llegar a la persecución abierta y el asesinato de cristianos, «padres, madres o hijos», en muchos lugares del mundo.
Mencionaban también, como un ejemplo cristiano, el caso de «padres que han perdido un hijo en la guerra o en atentados terroristas y que deciden no practicar la venganza».
Eran comentarios realistas pero serenos, que proponían el ideal del Evangelio y manifestaban la riqueza de toda una vida juntos, pues el marido tienen 91 años y la esposa 83.
Reflejaban también la espiritualidad de los Focolares, ya los Zanzucchi se cuentan entre sus primeros miembros. Como el tema central era la familia, en esta ocasión fueron familias de Italia, Burkina Faso y Perú quienes llevaron la Cruz en la mayor parte de las estaciones.
Como siempre, el Papa asistió a toda la ceremonia desde un puesto fijo, escuchando de pie o de rodillas las meditaciones escritas por el matrimonio italiano y sumándose a las plegarias al terminar cada estación.
Impresionaba su concentración y también el silencio de la enorme multitud de fieles.
Su breve comentario final, leído en pie, se centró en los problemas de la familia y terminó con un llamamiento a la esperanza.
Los comentarios están cerrados.