Recursos Humanos Digital. La consejera de Educación y Empleo de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar, ha señalado que el cambio en el número de cursos de Bachillerato debe ir acompañado de una «reforma en profundidad» de toda la Educación Secundaria Obligatoria, pues, es a su juicio, la etapa «más importante» y donde se concentran «los mayores problemas» de la educación.RRHH
Durante su comparecencia en la Asamblea de Madrid, Figar ha señalado que el nuevo ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, está anunciando medidas que tratan de «recuperar los principios de mérito y la excelencia» y mejorar la cifra del fracaso escolar, que en la Comunidad se traduce en que «un tercio de alumnos no está terminando los estudios básicos en la ESO».
En este punto, ha señalado que, además, los estudiantes que acaban lo hacen con un nivel de conocimientos «muy por debajo» de la media de los países del entorno. «Para ello hay que acometer cambios en Primaria pero fundamentalmente en Secundaria Obligatoria donde están concentrados los mayores problemas», ha señalado.
Para la consejera, esta etapa está configurada de una manera «muy rígida y muy uniforme» que «no da juego para los alumnos, en una edad muy especial como es la adolescencia». «Hay que introducir flexibilidad», ha considerado, al tiempo que ha reconocido que los tres años de Bachillerato «es una propuesta de enorme complejidad técnica pero que no esconde ningún secreto objetivo de concertación de Bachillerato».
Así, reconociendo que esta propuesta tiene un «encaje complicado», ha explicado que el Ministerio de Educación va a emprender un diálogo con la comunidad educativa, con las comunidades autónomas y agentes sociales y está segura que «entre todos» van a conseguir que la etapa tenga «un buen encaje tanto en centros públicos y concertados».
No obstante, la consejera madrileña ha insistido en que este cambio «ha de ir acompañado de reformas más en profundidad de toda la etapa de Secundaria» y reflexionar sobre los resultados que están dando todas las vías de diversificación, aulas de compensación o adaptación curricular, entre otras cosas. Para Figar, debe haber «mayor coherencia y mayor sentido» y una reforma que permita a las administraciones «un uso más eficiente de los recursos».
Desde la oposición, los diferentes grupos han criticado la propuesta, asegurando que solo se trata de un cambio en el nombre del curso que no va a ningún sitio, que el fin es acabar concertando todo el ciclo y que persigue un modelo que «adoctrina y rompe la igualdad de todos los ciudadanos».
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