RRHH Digital. Portugal no permitirá finalmente a las empresas del sector privado aumentar en media hora la jornada laboral de cada trabajador con el objetivo de aumentar la competitividad, pero sí se suprime los tres días de vacaciones por año que algunas compañías concedían como premio por no faltar al trabajo, de forma que el máximo pasa de 25 a 22 días.
El acuerdo alcanzado por Gobierno, patronal y el sindicato UGT para la reforma laboral incluye una reducción de los festivos (inicialmente en cuatro jornadas menos) e introduce la posibilidad de que este año y el que viene las empresas puedan cerrar los días de «puente» que caen en viernes o lunes y descontar esas jornadas de las vacaciones del empleado.
Otra de las novedades radica en que los parados que acepten un trabajo retribuido con un salario inferior al valor de su subsidio de desempleo puedan seguir cobrando la mitad del paro durante los seis primeros meses de contrato y un 25 por ciento en los seis siguientes.
El acuerdo alcanzado tras diecisiete horas de negociaciones recoge menores indemnizaciones por despido, incluso en aquellos casos en que el trabajador solicite la rescisión de su contrato por incumplimiento de la empresa.
El documento firmado propone además la creación de un banco de 150 horas por trabajador que la empresa puede gestionar, de manera que el empleado trabaje más horas un día y las descuente en otras jornadas, sin que estas sean remuneradas como extraordinarias.
Apoyo social importante
El Gobierno portugués se mostró ayer muy satisfecho por el hecho de que su reforma laboral vaya a ser aprobada con «un apoyo social importante» y agradeció tanto a la patronal como a la Unión General de Trabajadores (UGT) sus esfuerzos para llegar a un acuerdo.
En declaraciones a los periodistas, el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, subrayó la importancia de que la reforma laboral cuente con el respaldo de los agentes sociales y aseguró que el nuevo código va en la dirección adecuada para superar la crisis.
«Hoy estamos todos de enhorabuena», afirmó el líder conservador luso, quien durante su discurso no hizo referencia al rechazo a dicha reforma del mayor sindicato luso, la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP, de tendencia comunista), que abandonó las negociaciones por considerar el acuerdo perjudicial para el país.
El primer ministro luso exhortó a sus compatriotas a convertir «un año de adversidades en uno de grandes cambios» y les animó a remar «todos para el mismo lado» para «no dejar caer al país».
Examen ante los mercados
Portugal afronta este miércoles su mayor desafío desde que el país luso fuera rescatado con la celebración de una subasta en la que buscará colocar deuda a tres, seis y once meses, que representa el plazo de vencimiento más largo ofrecido por el Tesoro luso desde que el país pactara en la primavera de 2011 con el FMI y la UE recibir un rescate de 78.000 millones de euros. En concreto, el Instituto Gestor de la Tesorería y la Deuda de Portugal buscará colocar hasta 2.500 millones en letras.
A diferencia de otros países de la periferia del euro como Italia y España, que han experimentado una marcada mejoría en el coste de su financiación en los mercados, gracias en gran medida a la intervención del BCE, los intereses de la deuda portuguesa a diez años han reanudado su escalada en las últimas sesiones, hasta registrar un nuevo sobreprecio máximo respecto al ‘bund’ del 12,83%.
La prima de riesgo de Portugal ha experimentado una brusca escalada desde que el pasado viernes Standard & Poor’s rebajara el ‘rating’ del país luso en el marco del masivo recorte de calificaciones de países de la eurozona que también afecto a España, Italia, Austria o Francia.
Distintos medios portugueses especulan con la posibilidad de que el BCE haya vuelto a acudir a los mercados secundarios de deuda para comprar bonos portugueses en pequeñas cantidades, lo que, no obstante, ha relajado el diferencial respecto a los bonos alemanes a 1.243 puntos básicos.
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