Recursos Humanos Digital. Andalucía es la comunidad autónoma donde mayor número de horas se emplean en trabajos no remunerados, con 27,13 horas semanales, según un estudio auspiciado por la Fundación BBVA, que precisa que la media nacional está en 25,97 horas semanales.
Este estudio, consultado por Europa Press, define los trabajos no remunerados como «los radicados en el hogar como taller de producción y prestación de servicios, y que incluye, entre otras actividades, el cuidado de niños, enfermos y mayores, entre otras cuestiones».
Asimismo, en Andalucía se destinan 18,03 horas semanales a trabajo remunerado –referido a tiempos reales–, por debajo de la media, cifrada en 20,39 horas; se destinan 3,15 horas al estudio, por encima de la media nacional, de 2,56 horas.
En materia de tiempo libre, los andaluces dedican semanalmente 31,84 horas, por debajo de la media nacional de 32,25 horas, mientras que en materia de voluntariado, los andaluces están por encima de la media nacional de 0,61 horas semanales, con 0,75 horas semanales dedicadas a labores altruistas.
El estudio reconoce que la distribución territorial del trabajo «no es homogénea, ni internacionalmente ni entre regiones de un mismo país».
Así, En España, y con independencia de un marco legal todavía homogeneizador, la diferencia regional entre el tiempo medio semanal dedicado por los adultos al trabajo remunerado y no remunerado «es considerable y supera el 30 por ciento». Así, apunta que «entre Baleares (23,01 horas semanales dedicadas al trabajo remunerado) y Asturias (16,69 horas) hay un 38 por ciento de diferencia en la dedicación de tiempo».
Agrega que en el trabajo no remunerado, «entre Cantabria (20,87 horas) y Andalucía (27,13 horas) hay un 30 por ciento» de diferencia».
El estudio lo explica en parte por la heterogeneidad en la composición por edades de la población, pero influyen además otras características estructurales, de forma que «a las derivadas de la diferente estructura productiva se unen las crecientes diferencias derivadas del proceso descentralizador en las comunidades autónomas, de manera que la jurisprudencia laboral comienza a ser diferente en regiones vecinas y la actuación sindical ha de atenerse a las peculiaridades jurisdiccionales».
Este estudio promovido por la Fundación BBVA y dirigido por la profesora del CSIC María Ángeles Durán, que ha dirigido una investigación de cinco años, define el trabajo no remunerado como «el ‘gigante escondido’ en las magnitudes macroeconómicas, no incluido en la contabilidad nacional española por la falta de una clara definición conceptual y por las dificultades metodológicas para medir su extensión».
«DARLE VISIBILIDAD»
Estos expertos apuestan por «dar visibilidad al conjunto de actividades que engloba», para lo cual, a su juicio, lo primero es «describir qué se entiende por trabajo no remunerado para, a partir de esa definición conceptual, identificarlo y cuantificarlo».
«Cuantificar y valorar el trabajo no remunerado es importante ante retos como el del sistema de atención a la dependencia, que supone el trasvase al mercado del cuidado de enfermos y mayores antes desempeñado en el hogar por la familia», ha aseverado el estudio, que recuerda que la ONU propuso ya en 1995 que el trabajo no remunerado «ocupara cuentas satélite de las contabilidades nacionales, algo que no se ha llevado a cabo por no contar con una definición conceptual y herramientas para cuantificarlo».
Con el objetivo de abrir esa línea de investigación, la Fundación BBVA ha impulsado un proyecto liderado por María Ángeles Durán, profesora de Investigación del CSIC en el Centro de Ciencias Sociales y Humanas, quien presentó esta semana dicho estudio.
El equipo coordinado por Durán define trabajo no remunerado como «el que se presta sin una contrapartida de dinero y sin la expectativa de que quien lo recibe vaya a remunerarlo de forma proporcionada al tiempo que se ha dedicado a dicho trabajo».
El trabajo no remunerado incluye el autocuidado o la alimentación entre otros segmentos, pero el mayor porcentaje se concentra en la prestación de cuidados a terceros y, dentro de esa actividad, se puede establecer otra clasificación por destinatarios, como son los niños, enfermos y mayores sanos que requieren atención.
«A ellos se suma un cuarto grupo, el de personas en perfectas condiciones físicas y mentales que dividen el trabajo y se consideran exentos de las cargas que supone su cuidado y manutención», explica Durán, quien apunta que «en esa tipología encajan algunos varones y una parte de la generación joven que da por hecho que va a recibir de forma inmediata y sin contrapartida los cuidados cotidianos de alimentación, limpieza y cuidado del hogar; esa carga en España la suelen asumir las madres, a diferencia de otros países europeos donde los jóvenes se independizan o se hacen corresponsables en el hogar mucho antes».
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