Recursos Humanos Digital. Los trabajadores del sector público de Chipre han realizado su segunda jornada de huelga para protestar por las medidas de austeridad que el Gobierno va a aplicar en sus presupuestos, para, según el Ejecutivo, impedir que el país reciba un rescate financiero.
Los hospitales han funcionado con servicios mínimos y en los aeropuertos, ante la huelga de los controladores, se han tenido que suspender este jueves unos 80 vuelos de ida a Chipre. El sindicato del sector público Pasydy convocó un paro de tres horas para el martes, mientras que el miércoles y el jueves la huelga se extendió a toda la jornada.
El Gobierno comunista de la isla se ha visto obligado a realizar una serie de recortes impuestos por Bruselas para evitar que el país sea rescatado. El miércoles, en una sesión del Parlamento en la que se aprobaron las medidas de austeridad, los diputados tuvieron que gritar debido a que no había funcionarios para operar el sistema de sonido.
Este jueves se iba a celebrar el debate final sobre los presupuestos de 2012, pero ha tenido que ser retrasado hasta el viernes debido a que los partidos están negociando la posibilidad de retirar algunas de las medidas de recortes. Los medios locales mencionaron que el Ejecutivo podría congelar o reducir las pensiones, aunque el Gobierno y los partidos políticos han negado estas informaciones.
El ministro de Economía, Kikis Kazamias, manifestó su rechazo a la huelga. «Estoy apenado. Hoy estaba esperando que se aprobara el presupuesto para enviar un mensaje a Bruselas de que estamos aplicando lo que prometimos», comentó a la radio estatal.
Pasydy convocó la huelga por la congelación de salarios que se realizará a los trabajadores del sector público para los próximos dos años, una decisión que, según el sindicato, el Ejecutivo realizó de forma unilateral. Entre las medidas, también se incluye un aumento de los impuestos para reducir el déficit hasta el 2,4 por ciento del PIB, desde el 6 por ciento de este año.
Chipre destina actualmente el 15,4 por ciento de su PIB a pagar los salarios de los trabajadores del sector público, el país que más destina de la eurozona, y tiene una deuda pública del 65 por ciento. Su economía se ha visto muy perjudicada por su exposición de sus bancos a los bancos griegos.
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