RRHH Digital. El equipo del momento arrasa en la pista y cuida los detalles para que su maquinaria continúe perfectamente engrasada en las carreras y en la fábrica. Red Bull tiene fama de cuidar bien a sus trabajadores, de crear vínculos y hacer familia. El primero es la súper estrella de la marca, Sebastian Vettel, que no perdona una cena con sus mecánicos en los circuitos. Estas Navidades todos los miembros de la escudería brindarán con gusto por el nuevo triunfo del alemán en el Mundial de Fórmula 1. Este martes el equipo anunció que repartirá bonos de beneficios entre sus empleados. «Ganar tiene premio y la diferencia entre lo que recibe el primer clasificado y el segundo será para nuestra plantilla», explicó ayer Helmut Marko, la gran autoridad de Red Bull, el ex piloto austriaco que representa a la compañía en la F1.
Ganancias para todos, desde el ingeniero de pista de Vettel o Webber hasta la tropa de limpieza, camareros, cocineras o camioneros. Todo el grupo (unas 550 personas) incentivado con una cantidad cercana a los 10 millones de euros, según estimaciones del paddock, a dividir en función de las distintas categorías. La Fórmula 1 habitualmente es muy brumosa a la hora de hablar de cifras, pero algunas fuentes sitúan el botín por ser campeones en aproximadamente 100 millones de euros, con 90 para el segundo. De ahí, de esa diferencia entre ser primero y segundo, saldrá el cheque regalo para los chicos energéticos.
Todos los equipos dan primas por victorias a su personal, pero pocos hablan abiertamente de dinero como el señor Marko en ‘Autosport’, que lo mismo susurra consejos a Sebastian Vettel en los boxes o se presenta por sorpresa en un circuito perdido para seguir a una de las jóvenes promesas de la Academia de Red Bull. El gran asesor del magnate dueño de la multinacional, Dieter Mateschitz, comenta el éxito de la firma no sólo en el plano deportivo, sino también en el económico, con numerosos patrocinadores queriendo aparecer en sus monoplazas. Y reveló que sus lazos con Renault van a ser todavía más estrechos. La compañía francesa, que le suministra motores, podría centrarse en Red Bull como su primera bandera en la Fórmula 1, tras los últimos movimientos en los que Lotus va poco a poco ganando más terreno en la que fuera antigua escudería de Fernando Alonso.
¿Podría la firma energética convertirse en constructora? No tanto –por ahora–, pero ya existe un modelo Red Bull del Clio e Infinity, la marca de lujo de Nissan (grupo Renault), también pondrá en la calle un potente vehículo con el nombre de Vettel para celebrar su bicampeonato del mundo. Además, Adrian Newey, el gurú del diseño responsable de los últimos e imbatibles coches austriacos, estuvo en Japón con parte de su departamento para comenzar a implicarse en la producción de motores de seis cilindros (obligados a partir de 2014) junto a Nissan-Infiniti. Es decir, Red Bull dibujaría sus monoplazas y participaría también en la construcción del propulsor, un avance importantísimo para una marca hasta el momento de bebidas, que siempre fue vista por los constructores tradicionales (McLaren, Ferrari, Mercedes) con cierto desdén.
Pero Marko y la dirección de la escudería no olvida que, además de los avances empresariales, lo fundamental será seguir fabricando coches ganadores. Si no, su empleado estrella podría marcharse. «Para que Vettel continúe después de 2014 con nosotros, debemos darle un monoplaza competitivo», recuerda.
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