RRHH Digital. Muchos son los trabajadores que les da pereza volver a sus puestos de trabajo. A ese malestar general le llaman «Síndrome postvacacional».
Tras unos días o semanas de descanso, un alto porcentaje de los trabajadores puede sufrir distintos episodios de tristeza, pérdida de ilusión, nostalgia, e incluso depresión.
Es frecuente es que se detecten episodios de ansiedad e incertidumbre por lo que viene. En estos casos, la ansiedad procede de una falta de planificación, mientras que la incertidumbre es propia de aquellas personas que no tienen muy clara su situación laboral.
Desde RRHH Digital nos propusimos averiguar la opinión de nuestros lectores acerca de este tema. Para ello, propusimos las siguientes opciones para votar:
– El síndrome postvacacional existe y debe ser tratado clínicamente
-Puede haber gente que lo padezca
-Es una excusa para no asumir la realidad
– Entra dentro de la ficción laboral
Tras contabilizar los votos recibidos, 5969, un 25% opina que es una excusa para no asumir la realidad. Por contra, un 16% cree que existe y debe ser tratado clínicamente.
La mayoría, más la mitad de los votos, piensan que alguien puede padecerlo. No llega a un 9% los que lo toman como ficción laboral.
Para aquellos que creen que este manido «síndrome» necesita tratamiento, el neurólogo del Hospital USP San Camilo, Antonio Yusta Izquierdo, nos da las siguientes recomendaciones:
1) Tomarse el regreso a la actividad con tranquilidad: los síntomas son transitorios y en la mayoría de las ocasiones no suponen una alteración importante en la calidad de vida.
2) Volver al ritmo circadiano o biológico: volver a las horas fijas de descanso nocturno y de las actividades que veníamos realizando antes de las vacaciones.
3) Evitar la toma de estimulantes a partir de ciertas horas del día: la ingesta excesiva de café o té, sobre todo a última hora de la tarde, puede producir dificultad para conciliar el sueño a pesar de la sensación de cansancio.
4) Tampoco es aconsejable realizar actividad física importante antes de irse a la cama; el cansancio excesivo provoca insomnio.
5) Hidratarse bien: la adecuada hidratación (beber de 2 a 3 litros al día) mejora la sensación de cansancio.
6) Mantener un ritmo sano de sueño: de entre 7 y 8 horas, según las personas. Cada individuo tiene que descansar las horas a las que está acostumbrado, evitando también un número de horas excesivas.
7) Evitar siestas prolongadas. No más de 30 minutos. Es aconsejable que sea de esa duración, se ha visto que mejora el rendimiento durante la tarde.
8) Realizar las actividades que supongan más concentración mental cuando más despejados estemos. Esto es variable según las personas. Unas lo están a primera hora de la mañana y otras a última hora de la tarde.
9) Tener una actitud positiva: el exceso de tensión emocional puede retrasar la desaparición de los síntomas.
10) Si los síntomas de cansancio y somnolencia perduran más de dos semanas, acudir al neurólogo.
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