RRHH Digital. Cada vez son más las empresas españolas que, ante la situación del mercado interior, deciden traspasar fronteras. Esta dinámica induce a un aumento del número de expatriados, así como de profesionales que están dispuestos a irse al extranjero si les surgiera una oportunidad laboral interesante.
Muchas empresas y profesionales se vienen enfrentando en los últimos años o meses por primera vez a un proceso de expatriación. Otras multinacionales ya cuentan con una larga experiencia. En cualquier caso, en ocasiones la asignación internacional no resulta del agrado del movilizado o de su familia y, por diferentes circunstancias, termina fracasando.
Conscientes de esta realidad, Employee Mobility Solutions (EMS) ha realizado un análisis en el que identifica las principales barreras de la movilidad laboral, así como los retos a los que se debe enfrentar un expatriado en su asignación internacional y cómo superarlos para que la expatriación resulte lo más exitosa posible. El estudio ha sido expuesto por primera vez en el Programa Avanzado de Gestión Internacional de RRHH del IE Business School, puesto en marcha conjuntamente con el FEEX (Foro Español de Expatriación) y EMS (Employee Mobility Solutions), un programa cuyo objetivo principal es formar y ayudar a Recursos Humanos a gestionar con éxito sus procesos de movilidad internacional.
El análisis tiene como punto de partida la identificación de las causas principales del fracaso de una expatriación. Los datos mundiales de EMS entre 2009 y 2010 apuntan a que cerca de un 40% de los fracasos se deben a la falta de adaptación del grupo familiar. En menor medida, entre un 10% y un 15% apuntan a una inconformidad por el estilo de vida, dificultades en la adaptación al entorno laboral o bien por una elección errónea del candidato. “Estos datos vienen a mostrar que en el proceso de expatriación funciona a la perfección aquella famosa frase de Charles Darwin que decía que la especie más fuerte no es la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta al cambio”, asegura Ana Gazarian, CEO de EMS.
¿Cómo ayudar entonces al expatriado y a su grupo familiar a adaptarse al cambio?. El ser conscientes del proceso emocional que experimenta un expatriado y su familia y el apoyarles desde RR.HH. en cada una de sus etapas para superar las dificultades es crucial para gestionar con éxito asignación internacional. EMS expone las diferentes fases de la expatriación y sus recomendaciones de cómo gestionar los retos a los que se enfrenta el movilizado en cada una:
1. Antes de salida del país de origen a la asignación, el expatriado experimenta una mezcla entre ansiedad y dudas. Durante esta etapa, es fundamental establecer una excelente comunicación, tanto con el expatriado como con su grupo familiar, identificando y ayudándoles a resolver cualquier preocupación o deseo que les pueda surgir.
2. Cuando llegan a la asignación surge la fase de “luna de miel”, una etapa en la cual el movilizado experimenta interés y una sensación de disfrute. Durante esta fase, es fundamental superar la barrera creada por estereotipos y reducir el estrés que pueda surgir por cualquier situación inesperada. La comunicación proactiva por parte de RR.HH. se hace indispensable.
3. Tras la luna de miel, puede surgir un choque de incomodidad para el expatriado en el que llegue a sentir frustración. Se puede ayudar al expatriado a superar este reto simplificando las cosas que parecen tan complicadas, facilitándoles información o acompañándoles en cualquier tema que en su país se hacía de manera muy sencilla y que en la nueva asignación requieren más esfuerzo y tiempo.
4. Después de superar este choque inicial, surge una etapa en la que el expatriado puede estar preparado o no para interactuar. Para aquellos que se encuentren capacitados para interactuar, es fundamental que encuentren el equilibrio y la energía renovada para disfrutar del país de acogida. Para los que no estén dispuestos a interactuar, el reto será identificar los síntomas de fatiga cultural y sus causas, ayudarles a reafirmar su propio sentido de la identidad y reencontrarse con sus raíces, así como aumentar sus conocimientos sobre el país de acogida y aclarar las expectativas locales.
5. Otra fase que surge durante la asignación es aquella en la que el movilizado desea compartir experiencias y formar parte de ellas frente a otros que experimentan un choque cultural. Comprender la cultura del país de acogida, entender el choque cultural como una oportunidad de crecimiento personal y garantizar los objetivos de negocio y desarrollo profesional son los retos principales a superar durante esta etapa.
6. La última fase durante la asignación es aquella en la que el asignado se siente “a tope de su potencial”. Aunque resulte positivo, es importante saber manejarlo y saber reunir las diferentes experiencias para poder sentirse “en casa” en todas partes.
7. Por último, durante la salida o repatriación del movilizado, puede surgir la sensación de no querer volver a su país de origen ahora que ya empezaba a saborear su asignación y ya estaba adaptado. El sentir que volver a casa es un paso adelante es el principal reto ante este sentimiento.
”En EMS generamos una empatía muy especial con los expatriados y su grupo familiar entendiendo el proceso emocional que experimentan en cualquiera de estas fases, proporcionando apoyo a los departamentos de RR.HH. para solventar cualquier barrera y gestionar y culminar con éxito todo el proceso de expatriación”, concluye Ana Gazarian, CEO de EMS.
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