RRHH Digital. Los trabajadores humanitarios pagan un alto precio por su compromiso. Secuestros, emboscadas y amenazas de muerte son algunos de los riesgos que afrontan en su trabajo en Afganistán y Somalia, Darfur, Sri Lanka y muchos otros lugares.
Según la ONU, en los últimos diez años, el trabajo de los trabajadores humanitarios para prestar asistencia a las personas que la necesitan se ha vuelto cada vez más peligroso. Los ataques a los puestos de ayuda humanitaria se han triplicado, con el resultado de unas cien víctimas al año. En 2010 se produjeron 129 incidentes que afectaron a la seguridad de los trabajadores humanitarios: 69 fueron asesinados, 86 heridos y 87 secuestrados.
En diciembre de 2008 la Asamblea General decidió declarar el 19 de agosto Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, en recuerdo de los 22 trabajadores humanitarios (entre los que se encontraba el representante especial de la Secretaría General de las Naciones Unidas, Sergio Vieira de Mello) asesinados el 19 de agosto de 2003 por la explosión de una bomba en la oficina de las Naciones Unidas en Bagdad (Irak).
Es la cuarta vez que el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria se celebra en todo el mundo, para homenajear al personal humanitario que ha perdido la vida y dar a conocer la labor de asistencia. Las Naciones Unidas han elegido como lema de la campaña de este año ‘Ayudarse unos a otros’.
Según Kristalina Georgieva, comisaria europea de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las Crisis: «los trabajadores humanitarios son modestos, pero sus logros no lo son: cada uno de ellos realiza una tarea esencial para cientos de seres humanos, una tarea que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, entre una muerte por hambre y privaciones y la promesa de autosuficiencia».
La comisaria ha declarado que «el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es una jornada para el recuerdo y el luto, pero también para mostrar nuestra voluntad de seguir ayudando a los más necesitados a pesar de los peligros».
La UE en su conjunto es el principal donante mundial de ayuda humanitaria: desde principios de este año, ha proporcionado más del 37% de la financiación de la ayuda humanitaria mundial. Su Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) cuenta con más de 400 personas trabajando sobre el terreno en 47 oficinas repartidas por todo los lugares en los que se requiere ayuda humanitaria, según datos ofrecidos por la propia Comisión. Colabora con más de 200 organizaciones de ayuda. Entre sus socios humanitarios hay 14 agencias de las Naciones Unidas, 191 organizaciones no gubernamentales y tres organizaciones internacionales (el Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y la Organización Internacional para las Migraciones).
En 2010 la Comisión aportó 1.115 millones de euros a las actividades de los agentes de ayuda humanitaria más eficaces del mundo. Este apoyo se traduce en ayuda y esperanza para 151 millones de personas afectadas en 80 países.
Larga trayectoria humanitaria
Europa tiene una larga tradición de servicio humanitario y es la cuna de muchas de las organizaciones de ayuda más grandes y eficaces del mundo.
La Comisión ha proporcionado asistencia humanitaria a más de cien países. Las ayudas más importantes de la UE se han destinado a Croacia y Bosnia-Herzegovina (durante la disolución de Yugoslavia), Sudán, República Democrática del Congo, Afganistán, los territorios ocupados de Palestina , Pakistán, Rusia y Burundi.
El terremoto de Haití y las inundaciones de Pakistán en 2010 o el tsunami de Asia meridional en 2004 son algunas de las grandes crisis en las que la solidaridad de la UE ha sido determinante.
Un aspecto importante del trabajo humanitario es la atención particular a las ‘crisis olvidadas’, es decir, a las crisis posteriores a catástrofes naturales, conflictos o emergencias que se perpetúan en el tiempo y que pierden protagosnismo en las agendas políticas y en los medios de comunicación, a pesar de que persiste su gravedad.
Entre los veinte donantes institucionales más grandes del mundo están la Comisión Europea y once Estados miembros de la UE (Suecia, Reino Unido, Alemania, los Países Bajos, Finlandia, Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Bélgica e Italia)
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