RRHH Digital. La amistad es cada vez más valorada en el ámbito profesional, ya que el rendimiento de los trabajadores depende en gran medida de un óptimo clima laboral. El hecho de trabajar con amigos favorece el compromiso con las tareas, incrementa la voluntad de alcanzar los objetivos, fortalece los vínculos de la gente en la organización y refuerza la satisfacción por el propio trabajo. Pero, cuándo la relación es entre jefe y empleado, ¿es igual de positiva?
Las relaciones, a nivel general, estarán siempre sujetas a situaciones de conflicto y es ahí cuando hay que tener claro los límites de éstas. En situaciones como esas, debemos controlar más lo que decimos y cuidar nuestro modo de actuar, porque todo lo que afecta a una relación personal, multiplica su perjuicio sobre los resultados en el trabajo. Cuando existe una relación de amistad entre jefe y trabajador, la agresividad, hablar sin pensar las cosas, imponer los propios criterios, moverse por un interés particular, entre otras cosas, puede ser definitivo para deteriorar sin remedio lo que se lleva a cabo tanto a nivel personal como laboral, ya que muchas veces, el “uso” de esta amistad se puede interpretar como una licencia para faltar el respeto y/o faltar al compromiso con los objetivos de la empresa que cualquier profesional ha de tener siempre como horizonte.
“En el trabajo, hay que evitar mezclar lo personal con lo profesional. En caso que aparezca algún problema que requiera intervención de alguna de las partes, es muy importante tener claro cuáles son los objetivos de la empresa, como también los de esa amistad”, señala Javier Caparrós, Director General de Trabajando.com España.
Muchos manifiestan que la amistad entre jefe y empleado da pie a una serie de abusos de confianza, como obtención de privilegios y ventajas, por lo que en cualquier escenario, consideran contraproducente fomentar este tipo de amistad. He ahí que las empresas no suelen alentar estas relaciones, ya sea por considerarlo algo fuera de lo laboral o por temor a que genere mal clima entre los otros compañeros. La amistad implica respeto, el abuso no, porque pone al jefe/amigo en un compromiso frente a los demás cuando es acusado de favoritismos sobre criterios personales.
Existe en realidad, una forma correcta y una errónea de entablar amistad con tu jefe, y todo comienza en el pensamiento de que tu jefe es una persona más que una figura de autoridad.
En definitiva, si la amistad entre jefe y subordinado surge, dejémosla fluir, pero tengamos claro cómo y cuándo ejercerla sin que nos afecte a nivel personal ni profesional.
Y tú, ¿podrías mantener una amistad con tu jefe?
2 comentarios en «¿Podría ser amigo de mi jefe?»
Comentario simple y sencillo: “Amistad” implica “cariño”. Y “cariño” implica “buscar lo mejor para la persona querida”. Ergo si mi amigo es mi jefe, tendré que buscar lo mejor para mi amigo, para mi jefe. Lo que se sitúa en las antípodas del “servirse” de la amistad de alguien para el propio beneficio, que es una de las mayores ruindades que puede cometer el ser humano.
Es poco aconsejable, pero no porque el empleado abuse, sino porque lo habitual es lo contrario: que el jefe piense que, como tiene confianza, puede decir las cosas como le dé la gana, chillar cuando le parezca, y que encima la gente no se tiene que ofender, porque hay confianza. Con ese tipo de personas, que se han educado en una cuadra, es cuando es mejor mantener con muchísimo cuidado las distancias.
Aparte, hay algunos que cuando son compañeros, parece haber muy buena relación; y en el momento en que ascienden y se convierten en jefes, lo primero que hacen es crecerse y tratar a palos a todos los que dos días antes eran sus amigos. El problema real es ese: la gente que cree que ser jefe implica tratar a los demás como si fuesen basura.
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