RRHH Digital. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y los máximos dirigentes de los sindicatos y los empresarios firmaron ayer en el Palacio de la Moncloa el acuerdo económico y social que han alcanzado para hacer frente a la crisis.
El acuerdo, que pivota en torno a la reforma de pensiones, abarca también las políticas activas de empleo, la negociación colectiva, la función pública, la política industrial, la política energética y la de I+D.
De esta forma, el Gobierno ha conseguido reactivar el diálogo social roto desde el pasado verano y pretende ahora lograr el apoyo de todos los grupos en el Parlamento con la intención de conseguir un gran acuerdo para hacer frente a la crisis.
El pacto ha sido firmado por el propio Zapatero, el ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, el presidente de CEOE, Juan Rosell, el presidente de Cepyme, Jesús Terciado, y los secretarios generales de CC.OO. y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente.
Con la ausencia de los representantes de los Grupos Parlamentarios, el acto contó con la presencia del vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, así como de las cúpulas de la patronal y los sindicatos.
Además, no faltaron a la cita el presidente de las Cámaras de Comercio, Javier Gómez Navarro, el del Consejo Económico y Social (CES), Marcos Peña, y los representantes de las asociaciones de autónomos, entre otros.
Los firmantes llegaron pasadas las 12.00 horas al Salón de Tapices del Palacio de la Moncloa, el que fuera el escenario en 1977 de los Pactos de la Moncloa y otros acuerdos, como el pacto antiterrorista. Allí, un enorme cartel con fondo gris y letras granates ya anunciaba el ‘Acuerdo Social y Económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones’.
Aunque el acuerdo fue alcanzado en la madrugada del lunes al martes, fue presentado con un logo propio estampado en el cartel. Delante, estaban sentados los máximos responsables de los agentes sociales, quienes se han negado a dar al acuerdo aires de pacto de Estado y mucho menos a compararlos con los Pactos de la Moncloa.
ZAPATERO, SONRIENTE
El momento que acaparó todos los flashes de los fotógrafos fue la intervención de un sonriente presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que agradeció a los interlocutores su voluntad de acuerdo, celebró la «refundación» del diálogo social e informó de las felicitaciones recibidas esa misma mañana del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, por el pacto social.
El primero en intervenir fue el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, quien pasó por encima del dato del paro del mes de enero, para dejar su valoración al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Gómez fue el primero en agradecer a los interlocutores sociales su «responsabilidad», ya que confió en que la ciudadanía pueda «comprender mejor» la necesidad de las reformas emprendidas, si es con el concurso de todos los agentes y resaltó que «no es un gran acuerdo sino sobre todo un buen acuerdo».
A continuación, intervino Jesús Terciado, quien celebró el acuerdo pero no dudó en señalar que «las materias (que incluye) no son suficientes para resolver los graves problemas económicos y sociales» que aquejan a la economía y, en espacial a las pymes.
MANOS UNIDAS PARA ESCENIFICAR EL ACUERDO
Por su parte, los secretarios generales de UGT y CC.OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, no escatimaron en palabras de confianza en el acuerdo y suscribieron su apuesta por el diálogo social, sin dejar pasar la oportunidad de reclamar la huelga general del 29 de septiembre como germen del acuerdo.
«No podemos entender esta fecha sin la del 29 de septiembre», resumió Méndez, quien, como Toxo, tendió una mano para que los Grupos Parlamentarios hagan del pacto social un gran pacto político. «Este acuerdo debería servir para recuperar en toda su diversidad el Pacto de Toledo», reclamó Toxo, mientras Zapatero le escuchaba con gestos de afirmación.
El último en tomar la palabra antes que Zapatero fue el presidente la CEOE, Juan Rosell, la última organización en sumarse al proceso negociador. En su intervención, fue el único que tuvo palabras de agradecimiento para el anterior ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y su antecesor al frente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, a quienes reconoció parte del trabajo que ha culminado en el pacto social. Dicho esto, confió en poder alcanzar pronto un acuerdo con sindicatos sobre negociación colectiva, para adaptarla a los tiempos, no para «destruirla».
Tras las palabras de Zapatero, los firmantes, reclamados por los medios gráficos, unieron sus manos para escenificar el pacto social alcanzado tras meses de duras negociaciones.
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