Recursos Humanos Digital. La homeopatía, la medicina biorreguladora, la fitoterapia, la aromaterapia o el ‘Reiki’ son, todas ellas, terapias no convencionales que, aunque en algunos casos su origen es milenario y su eficacia garantizada, en España no acaban de ser integradas ni por los profesionales sanitarios ni por el Sistema de Salud, a pesar de que entre la sociedad crece la demanda.
En este sentido, la secretaria de Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, Ana María Quintas, ha explicado, en una entrevista a Europa Press, que el principal problema por el que atraviesa este tipo de medicina es la falta de profesionales médicos y farmacéuticos cualificados para atender esta incipiente necesidad de tratamientos naturales que se desvían de lo tradicionalmente aceptado.
«El profesional sanitario debe ser capaz de buscar alternativas terapéuticas de acuerdo al tipo de paciente y a su patología, pues su deber es buscar siempre el beneficio de éste, a la par que se mitigan los riesgos adversos», señala.
Según denuncia, en España, a diferencia de lo que ocurre en otros países de la Unión Europea, como Francia o Alemania, estos estudios no están «ni contemplados ni regulados». «En las facultades españolas no se forma a los estudiantes de Medicina o Farmacia sobre las terapias alternativas», se lamenta Quintas.
«Los especialistas en estas terapias tenemos que pedir que se regulen. Las autoridades sanitarias deben establecer cómo, dónde y por qué se aplica cada tratamiento, evitando la aparición de las prácticas irregulares de falsos terapeutas», advierte la experta.
Las opciones que presenta la medicina alternativa en la actualidad son muchas. Quizá la más conocida en España sea la homeopatía, utilizada por un 38,8 por ciento de la población. Según explica Quintas, se trata de un método que puede ser usado tanto para la prevención, como para el alivio o curación de enfermedades a través de diversos medicamentos homeopáticos.
Indicados para problemas de carácter agudo o crónico, como gripes o diarreas, e incluso como complemento en cuidados paliativos, estos productos pueden ser recomendados a todo tipo de pacientes, como niños, embarazadas y enfermos polimedicados, pues raramente presentan efectos adversos.
LA INMIGRACIÓN AUMENTA SU DEMANDA
«Hoy en día la inmigración ha cambiado mucho los hábitos en este sentido», cuenta la especialista, «pues vienen de países donde están más acostumbrados al consumo de determinadas plantas y tratamientos naturales para tratar ciertos males». Por ejemplo, según dice, los sudamericanos han contribuido a despertar la demanda de la fitoterapia (uso de plantas medicinales o sus derivados) en el país.
«Por eso es fundamental que los farmacéuticos estén al día sobre estos productos y que sepan recomendar el más adecuado a cada paciente, si no es así se corre el riesgo de que les genere el efecto contrario, lo que podría afectar seriamente a su salud», insiste.
Según señala, otros de los métodos más demandados actualmente y que incluso producen «fervor» entre los españoles son la medicina biorreguladora y el ‘Reiki’, cuya aplicación está cada vez más asentada en diversas áreas médicas.
«La primera es un puente entre la homeopatía y la medicina convencional que se utiliza en pediatría, mientras que la segunda es una técnica de relajación para mitigar los estados de ansiedad o los efectos de determinados fármacos que está consiguiendo muy buenos resultados en cuidados paliativos, por ejemplo», puntualiza.
ENSAYOS QUE DEMUESTREN SU EFICACIA
En su opinión, la clave para que esta clase de medicina tenga el reconocimiento que merece, está en la realización de ensayos clínicos que demuestren la efectividad de estos tratamientos. Con este objetivo, un grupo de más de un centenar de profesionales sanitarios, entre médicos y farmacéuticos, ha constituido recientemente Semefarte, la primera sociedad del ramo que reúne a estas terapias emergentes.
«Sabemos que es complicado regular el sistema sanitario, pero nuestra prioridad no es convencer a los políticos, sino dar a conocer estas terapias a los profesionales y a la sociedad, en general, para potenciar su uso, en casos en los que la medicina convencional no resulta adecuada», concluye.
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