RRHH Digital. La jornada de Álex Rodríguez, de 34 años, funcionario del Instituto Vasco de Administraciones Públicas del Gobierno Vasco, comenzó ayer como la de un lunes cualquiera en su domicilio de Llodio, con una ducha y un buen desayuno. Se vistió y después, en lugar de bajar a la parada del autobús que le acerca cada día a la sede gubernamental de Lakua, en Vitoria, entró en la habitación y encendió su ordenador y la conexión a internet. Sin necesidad de cubrir los 52 kilómetros que separan ambas localidades -y ahorrándose, por tanto, casi una hora de trayecto-, Álex ya estaba al pie del cañón, en su puesto de trabajo y disponible para su jefe y sus tareas pendientes.
Álex Rodríguez es uno de los 19 funcionarios vascos que iniciaron ayer el programa piloto de teletrabajo. Otros diez arrancarán el 31 de enero. En total, 29 empleados públicos estarán cuatro meses probando y evaluando este tipo de relación laboral a distancia, desde su propio domicilio, algo que ya se ha puesto en práctica en otras comunidades autónomas, como Cataluña o Castilla y León, y que Euskadi también quiere ensayar. Las ventajas, dicen sus defensores, es que permite a los trabajadores conciliar mejor su vida laboral y la familiar, lo que les lleva a estar más satisfechos con su desempeño y, a la postre, ser más productivos. De momento, la experiencia se realiza tres días por semana, que han pactado los voluntarios con sus jefes. En el caso de Álex, trabajará desde casa los lunes, miércoles y viernes. Los otros dos días fichará como siempre en Vitoria. El horario, en su caso, será el mismo en un sitio u otro.
«Por si te lo preguntas, no; no estoy en pijama», dice Álex a media mañana, cuando atendió a este periódico por teléfono. «No me he vestido tan formal como cuando voy a las oficinas, pero tampoco es bueno dejarse. A nivel psicológico, es preferible que las rutinas de la mañana sean las mismas cuando vas a Lakua y cuando trabajas desde casa: ducharse, desayunar, vestirse. Y después, ponerse a las tareas profesionales en el mismo horario que si estuviera físicamente allí, o en el horario que se haya pactado con el jefe. En mi opinión, desde casa vamos a trabajar más, y también mejor», señala.
La experiencia piloto capitaneada por el Departamento de Justicia y Administraciones Públicas del Ejecutivo vasco pretende conseguir una base empírica para evaluar los beneficios de este sistema, y extender la práctica en el futuro hasta a 2.000 funcionarios si los resultados de productividad son positivos. Álex, además de trabajar como técnico de recursos humanos y encargarse de redactar exámenes para oposiciones, corregirlos y ayudar a diputaciones y ayuntamientos en sus procesos de personal, ha aceptado la tarea de coordinar a una parte de los ‘telefuncionarios’. «Hoy he hablado con varios de ellos, y salvo algún problema técnico con internet y las líneas telefónicas, todo ha ido sobre ruedas», dice.
El Gobierno Vasco ha proporcionado a los empleados una conexión a internet en su casa -diferente de la propia, por motivos de seguridad- y teléfonos móviles en el caso de ser necesarios. El jefe de servicio no les tendrá a un golpe de mirada, pero estarán conectados durante todo el tiempo de trabajo. «Se puede producir cierta controversia al pensar que los empleados públicos tienen así más oportunidades de escaquearse, pero no hay nada más lejos de la realidad», advirtió ayer Juan Carlos Ramos, viceconsejero de Función Pública del Gobierno vasco, de cuyo departamento depende la medida.
«Más tiempo para mí»
A la hora de seleccionar a los funcionarios para la prueba piloto, el Gobierno Vasco ensayó diferentes perfiles, aunque dio prioridad a aquellos que necesitan más tiempo para conciliar la vida laboral y familiar -personas con hijos, por ejemplo, o al cuidado de mayores enfermos-, aquellos que empleaban más tiempo en desplazamientos -como el caso de Álex, que perdía en autobús casi dos horas diarias- o aquellos que estudian cursos de posgrado u otros estudios relacionados con su trabajo. En todo caso, de momento, la experiencia ha quedado limitada a empleados del área de Función Pública y el IVAP: algunos técnicos en recursos humanos, traductores, personal de mantenimiento de páginas web o integrantes de las asesoría jurídica.
En el caso del joven del Llodio, soltero y que convive con su pareja, es una buena manera de tener «algo más de tiempo para mí mismo», dice. «Es una mejora en la vida personal». Y también en la profesional. «Había días con tanto ruido en la oficina que era imposible concentrarse», señala. Eso en casa no ocurre. Lo que sí puede pasar, como ocurrió ayer, es que los vecinos estén de obras y lo que moleste sea, en este caso, los martillazos.
Los comentarios están cerrados.