Recursos Humanos Digital. El fundador y primer secretario general del mayor sindicato de España, Comisiones Obreras (CCOO), Marcelino Camacho, fue enterrado este sábado en el Cementerio Civil de Madrid, tras haber sido homenajeado por cientos de personas en la Puerta de Alcalá.
«Hay que seguir la lucha porque no hemos alcanzado los objetivos. Eso significa no doblegarse ante el capital, no dejarse domesticar por los poderosos», defendió el secretario general del Partido Comunista de España (PCE), José Luis Centella, quien retrató a Camacho como un «sindicalista sin dobleces y un comunista de una sola pieza».
Marcel Camacho, hijo del líder sindical, quien murió en la madrugada del viernes en Madrid a los 92 años, aquejado de una larga enfermedad, evocó las ideas de su padre, quien «decía que la democracia se había quedado en las puertas de la fábrica» y lamentó que «hoy, en la mayoría, aún está fuera».
El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, destacó el «legado insuperable» del sindicalista, así como sus «enseñanzas que se deben proyectar hacia el futuro», y recordó que su «sueño» fue un sindicato unitario. El agradecimiento del líder sindical a las condolencias mostradas por la Casa Real fue interrumpido por los silbidos del público.
El acto, durante el cual se corearon consignas como «la lucha sigue, Marcelino vive», se cerró con La Internacional y con el agradecimiento de la viuda de Camacho, Josefina Samper, quien recordó sus palabras: «si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante».
CCOO, que tiene actualmente más de un millón de afiliados, fue fundado en 1976, al año siguiente de la muerte del dictador Francisco Franco. Camacho fue el primer secretario general del sindicato, desde su legalización en 1978 hasta 1987. Organizó en 1985 la primera huelga general en España desde el restablecimiento de la democracia.
También fue diputado por el PCE entre 1977 y 1981.
Nacido el 21 de enero de 1918 en Soria, Camacho entró en el PCE en 1935 y luchó contra las fuerzas franquistas durante la Guerra Civil (1936-1939). Tras el conflicto, partió exiliado a Argelia. Regresó a España en 1957, donde trabajó como obrero en una fábrica metalúrgica.
Sus esfuerzos como sindicalista y opositor al régimen de Franco le costaron ser enviado en 1967 a la prisión madrileña de Carabanchel, donde permaneció nueve años.
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