RRHH Digital. «Un gobierno responsable sabe que hay momentos en la historia de su país que tiene que tomar decisiones, aunque estas sean difíciles y duras; lo he hecho y lo seguiré haciendo si es necesario, porque está en juego el futuro del bienestar del país», aseveró en el Japan National Press Club.
En este foro, ante el que han comparecido todos los presidentes españoles que han viajado a Japón, Zapatero describió el panorama político español y las reformas en marcha y la primera pregunta de la prensa japonesa le recordó la huelga general que los sindicatos han convocado para el 29 de septiembre contra la reforma laboral.
Según estimó, que la gran «la gran mayoría» de la sociedad española sepa que las reformas son necesarias, no implica que las medidas que exigen sacrificios cuenten con el respaldo sistemático de los sindicatos, que tienen que defender «legítimamente» sus intereses.
Zapatero recordó que desde que llegó al Palacio de la Moncloa ha suscrito veinte acuerdos laborales con los agentes sociales y garantizó que «al día siguiente de la huelga» continuará con esa misma actitud de diálogo.
Al desmenuzar la reforma ante los periodistas japoneses, señaló que su principal objetivo es fomentar la flexibilidad en las empresas para que puedan adaptarse a las circunstancias cambiantes de los mercados, por lo que se facilita la movilidad demográfica o la posibilidad de desvincularse de los convenios colectivos.
La reforma, añadió, facilita también los ajustes de plantilla para las empresas que se encuentran «objetivamente en situación de dificultad económica».
El segundo objetivo junto a la flexibilidad es reducir la inestabilidad laboral, por lo que, explicó Zapatero, se reducirá el coste de la contratación indefinida para las empresas y, a partir de 2012, se encarecerá la contratación temporal.
Tras describir las economías de España y de Japón como «dos historias de éxito», consideró que la actual recuperación internacional está sujeta a «incertidumbre» por la amenaza de nuevas turbulencias financieras y por el efecto que pueden tener sobre la recuperación los ajustes en marcha.
Reconoció que el principal problema español es la elevada tasa de desempleo, que ha alcanzado el 20 por ciento, y aseguró que no tranquiliza al Gobierno saber que España ya alcanzó esas cifras en 1997, justo antes de un periodo de excepcional crecimiento.
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