RRHH Digital. La educación cumple un papel esencial en la economía. Una adecuada formación de la población y el correcto aprovechamiento de ésta por parte del aparato productivo pueden asegurar el crecimiento económico y el desarrollo de las condiciones de vida para la población. Sin embargo, durante los últimos años la rentabilidad económica del título universitario ha caído en picado. El catedrático José L. Raymond, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en un informe sobre Capital humano y rendimientos de la educación en España, presentado la semana pasada en un seminario organizado por la fundación BBVA y el IVIE, ha comprobado que «la rentabilidad de la educación se ha visto menguada siendo los niveles educativos superiores los más afectados».
Según datos presentados el pasado martes por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, España ha pasado de tener 200.000 universitarios a un total de 1,5 millones, mientras que el paro en este colectivo se ha duplicado. Este hecho ha restado atractivo a la obtención del título, pese a que aun sigue siendo más rentable ser universitario que contar con una titulación inferior, ya que el tiempo dedicado a la búsqueda de empleo es más reducido en éste que en otros colectivos. Ello sigue siendo un incentivo importante para cursar titulaciones superiores.
Normalmente, explica Raymond, «cuanto más elevado sea el nivel educativo, mayor probabilidad de encontrar empleo» y más en periodos de recesión. Un estudio realizado por EAE Business School demuestra que en el año 2007 la población universitaria sobre el total de los ocupados era del 21,66% mientras que en el 2009 alcanzó el 23,3% del total.
Según la investigación del catedrático de la UAB, un aumento de la oferta de titulados en una proporción mayor a la que el mercado puede absorber reduce la rentabilidad de los mismos. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido en la última década. «Desajustes en la oferta y la demanda tienden a menguar el precio del universitario», apunta Raymond, lo que implica que estar en posesión de un título ya no sea tan atractivo. La ventaja comparativa que tienen los universitarios sobre los no titulados, en relación con la remuneración que perciben por el trabajo, se ha visto reducida. Así, el estudio presenta datos para el periodo 1995-2006, donde la rentabilidad del universitario, entendida como los retornos salariales a la inversión, cayó dos puntos porcentuales (del 9,5% pasó al 7,5%). Por ello, para el catedrático, «es fundamental adecuar el nivel educativo a la estructura productiva». En este sentido, aclara que las regiones cumplen un papel fundamental en el ajuste. Especializar la actividad económica española hacia sectores intensivos en tecnología puede ser la clave para recuperar los niveles salariales anteriores.
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