RRHH Digital. El miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo BCE José Manuel González-Páramo se ha mostrado convencido este viernes de que la reforma laboral en marcha en nuestro país «sólo puede tener efectos positivos» ante un mercado de trabajo que «no funciona, deja fuera de la inserción laboral a los segmentos más jóvenes y mejor formados de la población, obliga a una precariedad y a una rotación que no facilita la inversión en capital humano, que es socialmente y económicamente ineficiente».
González-Páramo que ha intervenido en el Curso de Verano de la UPV/EHU ‘Europa en el siglo XXI: ser o no ser’ en San Sebastián con la ponencia ‘El euro en la esfera internacional: respuestas a la crisis, lecciones y retos’ se ha referido a los «ajustes» que deben llevar a cabo los gobiernos europeos para afrontar la actual coyuntura de crisis, de la que ha asegurado saldremos «reforzados, y cuya puesta en marcha «no está vinculada a perder las elecciones», aunque se mantenga este «perjuicio».
A su juicio, España lleva «cierta ventaja» en lo que respecta al ajuste presupuestario necesario para lograr la «estabilidad» económica, el cual debe ir acompañado de «un ajuste fiscal», que «siempre es bueno para el crecimiento» partiendo de situaciones cómo la actual.
El miembro del Comité Ejecutivo del BCE ha considerado que desde el «optimismo» pero sin caer en la «complacencia» Europa debe afrontar como «retos» a futuro, lograr «un apoyo al sistema financiero prestado mediante operaciones fuera de balance y abordar el «inminente impacto sobre el gasto público del envejecimiento de la población», para lo cual se debe abordar una «reforma estructural».
En este sentido, ha señalado que la misma supone cuestiones como «reformar el mercado de trabajo, la legislación de competencias» o eliminar «barreras en la distribución de energías», medidas todas ellas «duras y difíciles» que «los gobiernos se piensan mucho pero que hay que acometer» porque es «lo único que se puede hacer para crecer a medio-largo plazo».
«España ha tenido una posición presupuestaria aparentemente muy sólida, redujo su déficit público desde casi el 7 por ciento en el 2005-2006 hasta un superávit del 2 por ciento, pero había una buena parte de esta mejora que era artificial porque se basaba en ingresos públicos procedentes del mercado inmobiliario y de la construcción que estaba sobredimensionado», eso «nunca va a volver», ha explicado.
Además, ha considerado que «el mercado de trabajo español no funciona, deja fuera de la inserción laboral a los segmentos más jóvenes y mejor formados de la población, obliga a una precariedad y a una rotación que no facilita la inversión en capital humano, que es socialmente y económicamente ineficiente».
«Por suerte hay un diagnóstico político que se ha aceptado y una reforma laboral en marcha que sólo puede tener efectos positivos». A su juicio, «a poco que uno mueva» el efecto «va a ser positivo». «España ha sido un ejemplo de esos países que han encontrado un refugio en el euro que les ha llevado a retrasar o posponer algunas reformas urgentes», ha apuntado.
EURO
Por otra parte, González-Páramo ha defendido que la actual crisis «no es del euro», que ha calificado de moneda «estable, creíble y global», sino de confianza».
A su juicio, el euro es «el símbolo más exitoso del proceso de integración económico y financiero europeo» y ha subrayado que el sistema de Banca central de Europa «se ha convertido en sólo 12 años en el más estable» a nivel mundial.
Asimismo, ha destacado que el euro «ha mantenido su mandato primario de mantener la estabilidad de precios» y las tasas de inflación a medio y largo plazo «se mantienen ancladas sólidamente en niveles compatibles» con la misma, lo que hace al BCE «creíble».
«En poco más de una década el euro ha alcanzado una credibilidad inflacionista y un peso en la economía mundial a niveles nunca vistos» hasta ahora, ha aseverado.
No obstante, ha afirmado que «el éxito excesivo» del euro «protege demasiado» favoreciendo «el endeudamiento excesivo» de algunos países y el «diferimiento de ajustes fiscales», así como la generación de «perturbaciones externas que pueden haber fomentado la complacencia por parte de los gobiernos de los países más vulnerables que han retrasado reformas estructurales necesarias» en la actual coyuntura.
Finalmente, ha sostenido que debemos convencernos de que «saldremos de esta crisis reforzados» en el sentido de que «la supervisión y coordinación fiscal va a ser mucho más sólida» y los fenómenos de pérdida de competitividad acumulados «no van a ser tolerados por el resto de países de la Unión» porque saben sus «consecuencias» y vamos a seguir teniendo la moneda «más creíble y sólida del mundo» en términos de gestión monetaria.
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