RRHH Digital. Una mayor inversión en los servicios básicos de salud y en la infraestructura podría salvar las vidas de muchos de los millones de niños y niñas de África que mueren antes de cumplir cinco años. Estas inversiones en la salud, la educación y el bienestar de la infancia no solamente servirían para salvar vidas, sino que también mejorarían el desarrollo de los países en el futuro.
Las pruebas empíricas demuestran de manera constante que cuando los niños y sus madres tienen una mala salud, una nutrición deficiente y una educación inadecuada ganan menos dinero, son miembros menos productivos de la sociedad y transmiten esta situación de pobreza a la próxima generación.
«Invertir hoy en día en la infancia producirá beneficios para las futuras generaciones», dijo Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF. «También contribuirá a salvar las vidas de alrededor de 4,5 millones de niños y niñas africanos de menos de cinco años que mueren todos los años, sobre todo a causa de enfermedades que se pueden evitar».
Los gobiernos deben promover una asignación adecuada de los presupuestos en favor de la infancia y garantizar que las estrategias de reducción de la pobreza y los planes nacionales de desarrollo se centren en los niños y niñas. Ahora más que nunca tenemos que garantizar que los niños y niñas ocupen un lugar prominente en el temario del desarrollo. Por medio de una gama de declaraciones y metas, los gobiernos de África se han comprometido a asignar un 15% de sus presupuestos nacionales a la salud, un 20% la educación y un 10% a la agricultura, y un 0,5% de su PIB a la mejora del agua y el saneamiento.
Algunos países de África han logrado avances positivos para lograr sus objetivos presupuestarios y fiscales, especialmente en la salud y la educación. Hay numerosos ejemplos de países de bajos ingresos que están logrando rendimientos muy sólidos a partir de presupuestos que se concentran en el desarrollo humano. Por medio de inversiones estratégicas en la supervivencia y el bienestar de la infancia, incluso países con recursos limitados como Malawi han conseguido reducir sus tasas de mortalidad infantil considerablemente. En los últimos años, las tasas de matriculación en la escuela de África subsahariana se han incrementado más rápidamente de lo que lo hicieron en los años 1990, y hay países como Benin, Etiopía, Mozambique y la República Unida de Tanzanía donde se registran rápidos avances. Además, se están reduciendo las disparidades en materia de género en la escue la primaria.
Sin embargo, estos avances no son suficientes. Alrededor de 45,5 millones de niños y niñas en África subsahariana siguen sin asistir a la escuela.
Para facilitar una utilización más eficaz de las finanzas públicas en favor de objetivos sociales, UNICEF colabora con los gobiernos de África y de otras regiones a fin de analizar los efectos que tienen sus presupuestos estatales sobre la infancia.
El Día del Niño Africano conmemora una marcha celebrada en 1976 en Soweto, Sudáfrica, cuando miles de escolares africanos ocuparon las calles para protestar por la calidad inferior de su educación y exigir el derecho a recibir una enseñanza en su propio idioma. Cientos de jóvenes y niñas fueron asesinados a tiros y, durante las dos semanas de protesta que siguieron, más de 100 personas murieron y más de 1.000 sufrieron heridas.
Para honr ar la memoria de los muertos y el valor de quienes participaron en las marchas, el Día del Niño Africano se ha celebrado el 16 junio de todos los años desde 1991, cuando fue la Organización de la Unidad Africana los estableció por primera vez. El Día sirve también para llamar la atención sobre las vidas de los niños y niñas de África hoy en día.
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