RRHH Digital. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete respaldarán en la cumbre que celebran mañana en Bruselas, la última de la presidencia española, endurecer las sanciones contra los países con déficit excesivo y activarlas incluso antes de que se supere el umbral del 3% de déficit que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Los líderes europeos apoyarán además que la UE revise los presupuestos nacionales antes de su aprobación parlamentaria. El objetivo es evitar que se repitan nuevas crisis de endeudamiento como la que afecta a Grecia, España y Portugal.
Pese a que el diferencial entre el bono español y el alemán, el de referencia en Europa, se encuentra en máximos históricos y que desde el viernes se suceden las especulaciones sobre que la UE prepara el rescate de España, los Veintisiete creen que «no hay necesidad» de discutir durante el Consejo Europeo la crisis española porque ya se abordó la semana pasada en las reuniones del Eurogrupo y del Ecofin. Asimismo, se descarta una declaración de la UE apoyando a España para frenar estas especulaciones salvo que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la pida, explicaron varias fuentes diplomáticas.
Eso sí, «España y otros países saben que, si creen que es útil informar a sus colegas de las reformas (como la del mercado laboral aprobada este miércoles), habrá un momento para que lo hagan», señalaron las fuentes. La Comisión Europea volvió a desmentir por tercera vez este miércoles que esté preparando el rescate de España. El Ejecutivo comunitario ha pedido al Gobierno que concrete nuevas medidas de recorte de gasto por valor del 1,75% del PIB en los presupuestos de 2011.
Los líderes europeos reiterarán su compromiso de «garantizar la sostenibilidad fiscal» y de «lograr sin demora los objetivos presupuestarios». Por ello, acordarán «adoptar un ritmo diferenciado en la consolidación fiscal teniendo en cuenta tanto los riegos fiscales como los no fiscales». En este sentido reclamarán a los países donde «los riesgos son particularmente altos» que también actúen, aunque sin citar a ningún Estado. Las estrategias de consolidación deben centrarse en la «contención del gasto» más que en el aumento de impuestos.
Para evitar nuevas crisis de deuda en la UE, los jefes de Estado y de Gobierno se comprometerán a endurecer el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). La medida más novedosa es que la UE revisará los presupuestos nacionales de los Estados miembros antes de su aprobación parlamentaria para verificar que las hipótesis de crecimiento e inflación en que se basan son realistas y forzar la corrección a tiempo de cualquier desviación del déficit. En este capítulo se dará un tratamiento especial a Reino Unido, que se niega a remitir sus presupuestos a Bruselas antes que a su Parlamento.
Los líderes europeos reclamarán también que todos los países elaboren leyes nacionales que recojan los objetivos de reducción del déficit. Y pedirán a la Comisión que desarrolle una serie de indicadores para detectar cualquier problema de competitividad entre los países de la eurozona.
También se prestará más atención al nivel de deuda, se reforzarán las sanciones contra los países incumplidores y se aplicarán desde una fase más temprana, incluso antes de que superen el umbral del 3%, según el acuerdo alcanzado por los ministros de Economía el pasado lunes. Londres quiere que las nuevas sanciones sólo afecten a los países de la eurozona.
La reforma del Pacto de Estabilidad debe concluir en octubre. Pero más allá de este principio de acuerdo que ratificarán los líderes, persisten las diferencias entre los Estados miembros sobre las nuevas sanciones. Bruselas ha propuesto que se congelen los fondos estructurales a los incumplidores, e incluso otras partidas como el gasto agrícola. Pero Alemania quiere ir más allá y suspender el derecho de voto del infractor en las reuniones de la UE. Ello exigiría modificar el Tratado, algo que rechazan el resto de socios.
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