Recursos Humanos Digital. El secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, afirmó hoy que el sindicato estudiará ir a una «movilización general» junto a CC.OO. en contra de los «injustos» recortes sociales anunciados por el Gobierno, sin descartar la convocatoria de una huelga general en el país.
«Nosotros no vamos a renunciar a ningún instrumento de respuesta democrática y en función de las circunstancias y las decisiones que se adopten iremos modulando la respuesta», subrayó Ferrer a la prensa durante la presentación del Anuario de Relaciones Laborales 2010 de UGT.
Ferrer precisó que la decisión última sobre la respuesta que se dará a las iniciativas del Gobierno dependerá de los órganos de dirección del sindicato (el máximo órgano entre congresos de UGT -Comité Confederal-se reunirá el próximo 26 y 27 de mayo). De momento, esta tarde se reúne el Consejo Confederal de la central, que analizará dicha propuesta de movilización general, así como la huelga general en la Función Pública que planea convocarse para el 2 de junio.
El dirigente sindical insistió en que las medidas del Gobierno son «injustas, injustificadas y estériles» y calificó de «agresión antisocial y regresiva» la congelación de la revalorización de las pensiones anunciada por el Ejecutivo.
También advirtió sobre los «nefastos efectos» que tendrá la medida sobre la aceleración de plazos en la jubilación parcial anunciada por el Gobierno, ya que en muchas empresas que utilizan este mecanismo para evitar ajustes traumáticos y rejuvenecer plantilla podrían perderse muchos empleos. De hecho, UGT calcula que entre 800 y 1.000 empresas podrían verse afectadas por esta medida.
Sería, por ejemplo, el caso de General Motors. Según Ferrer, si se lleva a cabo lo que propone el Gobierno, las 900 jubilaciones parciales acordadas (que se iban a reemplazar con 900 contratos de relevo indefinidos) podrían traducirse finalmente en 900 despidos.
Ferrer reconoció que los ajustes anunciados por el Ejecutivo podrían afectar al diálogo social, del que no se atrevió a aventurar un resultado positivo a la vista de la situación creada y de las posiciones de la patronal, que sigue insistiendo en cosas «difícilmente asumibles», como la rebaja de cotizaciones empresariales. «Nosotros nos creemos lo que dice la patronal de que tiene voluntad de acuerdo, pero eso tiene que demostrarlo en la mesa de negociación», apuntó.
De hecho, el secretario de Acción Sindical de UGT, pese a seguir confiando en el diálogo social, no se mostró demasiado optimista respecto a cómo terminará la negociación. «Las posiciones en la mesa no parecen aventurar un desenlace favorable», admitió Ferrer, quien se mostró a favor de «no alargar artificialmente» la negociación y cerrarla esta misma semana o la próxima.
EL GOBIERNO YA «NO ES FIABLE»
A todo lo anterior se suma el que el Gobierno haya perdido «fiabilidad» al anunciar unos recortes que incumplen muchos de sus compromisos en materia de diálogo social. «Existen serias dudas sobre la fiabilidad del Gobierno en el diálogo social. Ha tomado unas decisiones en las que su fiabilidad como interlocutor queda en entredicho», reconoció Ferrer.
El dirigente sindical teme además que si el diálogo social fracasa, se intente ‘colar’ una reforma laboral regresiva, que atente contra los derechos de los trabajadores. Ferrer lo resume en una frase. Para él, lo que ha pasado es que se ha pasado de ir al rescate del sistema financiero, a «abandonar el rescate» de la sociedad. «Las políticas de abandono del rescate de la sociedad pueden dar entrada a políticas más regresivas en el mercado laboral», avisó.
En cualquier caso, de acabar en fracaso, Ferrer distinguió entre la fallida negociación del pasado mes de julio y la que se está desarrollando ahora. Así, destacó que la situación actual tiene un «grado de dramatismo muy superior» a la del año pasado y, además, con otro factor a tener en cuenta: la situación política, que también «está condicionando el diálogo social».
«El PP ha declarado la guerra a los sindicatos», aseguró Ferrer, que criticó los ataques constantes a los representantes de los trabajadores que se están efectuando desde la derecha y desde otros sectores de opinión. Ferrer, que reprochó al PP su «demagogia», recordó al principal partido de la oposición que los sindicatos negocian en este país convenios colectivos para todos los trabajadores aunque no estén afiliados.
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