Siete de cada diez trabajadoras autónomas se sienten nerviosas, intranquilas y agotadas

Recursos Humanos Digital. Siete de cada diez trabajadoras autónomas se sienten nerviosas, intranquilas y agotadas y una proporción aún mayor (nueve de cada diez) están desanimadas, según un estudio realizado por la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) con motivo de la celebración hoy del Día Internacional de la Seguridad en el Trabajo.

El informe, elaborado a partir de 2.000 entrevistas a trabajadoras por cuenta propia, revela que la crisis de sus negocios y la doble jornada laboral están pasando factura a la salud de nueve de cada diez autónomas, que ven en ambos factores la causa de muchos de los trastornos que padecen.

Uno de esos trastornos es el estrés. Según este informe, el 73% de las emprendedoras se sienten nerviosas muy a menudo; el 87%, desanimadas, y el 69% dicen estar intranquilas, el mismo porcentaje de trabajadoras autónomas que afirman estar agotadas.

Lo cierto es que la mayor parte de las trabajadoras autónomas, en concreto el 84%, no tienen un horario fijo de trabajo. Además, el 76% trabajan más de 35 horas a la semana y saben a qué hora abren el negocio pero no a qué hora cerrarán.

ATA subraya además que la doble jornada (sobrecarga dentro y fuera del lugar de trabajo) está haciendo mella en la salud de las autónomas a través de estados de irritabilidad, apnea, insomnio, tensión muscular, migrañas, ansiedad e incluso falta de apetencia sexual.

La organización de autónomos señaló que todos estos datos están en consonancia con los proporcionados por la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, que apuntan a que uno de cada cuatro autónomos de la UE sufre estrés por culpa del trabajo.

A luz de las cifras, ATA reclamó una «urgente y drástica reestructuración» en las condiciones de seguridad y salud laboral de las autónomas, y pidió que la formación, información y asesoramiento directo sean materias «más accesibles y eficaces» para estas trabajadoras.

«Hay que concienciarlas y asesorarlas en el conocimiento de las buenas prácticas a nivel preventivo. Las administraciones públicas deben jugar un papel fundamental en esta tarea, no escatimando la ayuda a prestar, tanto en la dimensión humana como en la material», reclamó la organización.