RRHH Digital. Tradicionalmente, en España, la tasa de paro de las mujeres ha sido siempre más elevada que la de los hombres. A pesar de tener menor presencia en el mercado de trabajo, las mujeres soportaban un peso superior al 50% en el total del desempleo. Sin embargo, una de las características que la actual crisis económica ha puesto de relieve es el mejor comportamiento del desempleo femenino. Analizar las razones de esta evolución ha sido precisamente el objetivo de la 35ª edición del Índice Laboral Manpower elaborado por el Profesor Dr. Josep Oliver, catedrático de economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Entre los principales fenómenos que han afectado el mercado laboral en los últimos semestres, destaca una marcada continuidad en la evolución del número de mujeres desempleadas y un menor avance del paro femenino frente al masculino desde el inicio de la crisis. Como consecuencia, desde hace ya algunos trimestres, el peso del paro femenino sobre el total del desempleo se ha reducido por debajo del 50%, una situación que no se había contemplado en la economía española desde finales de los años ochenta.
En el primer trimestre de 2008, al inicio de la crisis, tanto hombres como mujeres partían de cifras similares de parados: 1,15 millones de mujeres y 1 millón de hombres. Sin embargo, mientras que las mujeres aumentaron hasta los 1,93 millones en el cuarto trimestre de 2009, los hombres lo hicieron hasta los 2,39 millones, un aumento absoluto y relativo considerablemente mayor.
Actualmente, las tasas de paro tienden a converger con las de los hombres (18,7% en los hombres en el cuarto trimestre de 2009, frente al 19,2% femenino), cuando a principios de la expansión, en 1994, las diferencias eran muy elevadas: un 31,8% para mujeres frente al 19,9% de los hombres. En el caso de las mujeres nativas, los datos del cuarto trimestre de 2009,
indican una tasa de paro del 17,8 % frente al 15,9 % masculino, cuando
sólo un año antes eran de 14,1 % y de 11,3 % respectivamente.
Aunque el paro ha subido tanto para hombres como para mujeres, en estas el grueso del nuevo paro proviene de las nuevas activas y no tanto de la destrucción de ocupación, mientras que en hombres todo el nuevo paro proviene de la destrucción de empleo. Esto explicaría la mayor resistencia de las mujeres a la crisis.
En la crisis actual, las mujeres han continuado aumentando su población activa, mientras los hombres la reducen. Entre el primer trimestre de 2008 y el cuarto trimestre de 2009, se incorporan 494 miles de activas, lo que representa un 63,5% del nuevo paro femenino generado en ese período. Sin embargo, se detecta que a partir del primer trimestre de 2009 la incorporación de activas empieza a descender, siendo el colectivo de las inmigrantes el responsable de la pérdida de activas. En nativas, las mayores de 25 años siguen siendo las responsables del 100% de aumento de activas desde el inicio de la crisis.
Frenazo en el desempleo a partir de marzo de 2009
En el período estudiado, la destrucción de ocupación femenina es mucho menor que la masculina. Entre el primer trimestre de 2008 y cuarto trimestre de 2009,se han destruido cerca de 248,7 miles de puestos de trabajo ocupados por mujeres (frente a los 1,5 millones perdidos por los hombres), con un claro frenazo en la pérdida de ocupación femenina en los últimos seis meses.
En la actual crisis, el grueso de la destrucción de empleo femenino se produjo entre octubre de 2008 y marzo de 2009, de forma que frente a los 266.000 puestos de trabajo perdidos por las mujeres en el semestre enero-junio de 2009, se ha pasado a 44.000 en el período julio-diciembre de 2009.
El perfil de la mujer desempleada
Por otro lado, la moderación en el aumento del desempleo que se produce desde marzo de 2009 y con ello la frenada en la entrada de nuevas paradas con menos de 6 meses de duración, está cronificando el desempleo, de forma que las paradas tienden a acumularse en períodos de desempleo cada vez mayores.
En el último año, el paro femenino se concentra en los bajos niveles formativos. El 73% del nuevo paro se ha generado en mujeres con estudios de secundaria de primera etapa (29,5%), de segunda etapa (27,4%) y primarios (16,5%). Dicho de otra forma, una de las razones del menor avance del desempleo femenino estaría ligado a su mayor nivel educativo: un 39% de las mujeres activas tiene niveles de formación bajos, mientras que en los hombres este colectivo representa un 48%.
En este mismo período, se acentúa el sesgo hacia un paro de mayor edad: las mujeres paradas de entre 45 y 64 años pasan a ser más del 23% del total, mientras que las menores de 34 años mantienen su peso en el 52% y aquellas entre 35 y 44 lo reducen al 25%. Esta tendencia se acentúa especialmente en el caso de las mujeres inmigrantes.
Las fortalezas de las mujeres compensas sus debilidades
Las mujeres presentan vulnerabilidades evidentes, con una mayor incidencia de la contratación asalariada temporal, un mayor peso de ocupadas jóvenes o una proporción más elevada de inmigrantes, tres colectivos especialmente azotados por la crisis del empleo. Pero también tienen fortalezas evidentes que compensan las debilidades, en especial un sesgo sectorial hacia los servicios que las ha protegido del choque ocupacional de la construcción y la industria. Es en este ámbito de la distribución sectorial del empleo dónde se encuentran las mayores diferencias en el comportamiento entre hombres y mujeres.
De los datos del cuarto trimestre de 2009, destaca la pérdida de empleo en el comercio, la hostelería y los servicios a empresas, sectores con un porcentaje más alto de mujeres ocupadas. Por otro lado, destacan por creación de empleo la administración pública, con 41.000 nuevos lugares de trabajo, la sanidad, con otros 35.000, y la educación, con 25.000.
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