RRHH Digital. El economista Ramón Tamames, catedrático de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid y cátedra Jean Monnet de la UE, apuntó una serie de ajustes necesarios en la economía española para «recuperar el tono» económico y «apartarse del abismo helénico», entre los que destacó la «jubilación obligatoria a los 69 años» y la necesidad de «una regulación rigurosa del absentismo«.
En una conferencia celebrada en la Universidad de Sevilla, organizada por el Foro de Análisis, y titulada ‘Crisis económicas: desde la gran recesión de 2007 a …?’, Tamames apuntó una serie de ajustes necesarios «que habrían de hacerse en nuestra propia economía, para apartarnos del abismo helénico, con el objetivo de recuperar el tono, y conseguir mayor competitividad y dinamismo; contribuyendo así al tan traído y llevado cambio de modelo».
Entre esos ajustes, el catedrático propuso la jubilación obligatoria a los 69 años, «fomentando incluso el trabajo, voluntariamente, después de esa edad», y además «con 25 años para el cómputo de la pensión, y no menos de 20 para entrar en ese mismo cómputo».
Demandó que los salarios «no superen el 90 por 100 de 2009», abogó por configurar «con un nuevo formato» de los convenios colectivos «para que sean pactados a escala de empresa y así relacionar estrechamente retribuciones y productividad» y demandó además una «rigurosa regulación del absentismo», de forma que «tras la tercera falta injustificada al trabajo, con el debido control por las mutuas, habría que ir a la disolución del contrato laboral«.
Abogó por un sistema «mixto» de la Seguridad Social, pasando de un sistema contributivo a un sistema que incluya financiación vía impuestos.
Consideró necesario «un gran esfuerzo para acabar con la temporalidad, que tanto perjudica a la juventud, pues a base de reducir indemnizaciones, pasando de 45 días por año a no más de 15 días y con un máximo de 600 días en términos de acumulación, frente a los 1.200 actuales» y abogó por «estimular la contratación a tiempo parcial».
Además, calificó de «indispensable incentivar la inversión, buscando una mayor productividad en pro del empleo» y agregó que el tipo general del Impuesto de Sociedades (35 por 100), «podría reducirse en no menos de 10 puntos, para inversiones netas entre 2010 y 2015».
Tamames también apostó por un ajuste presupuestario «buscando la austeridad, con criterios de rentabilidad económica y social del gasto» y consideró «perentorio» un «compromiso serio» de recorte de efectivos laborales de las administraciones públicas, «que actualmente, con 3,1 millones, duplican los 1,5 millones los Pactos de La Moncloa, con un factor hiperburocratizador de cuatro veces».
«Aunque un programa de ajuste como el que planteamos puede ser antiobrero, más antiobrero sería continuar en una senda hacia los cinco millones de parados», aseveró Tamames, quien precisó que «se dijo en su día que los criterios de Maastricht eran más que retrógrados, cuando en realidad sirvieron para el impulso formidable de la economía europea, antes de entrar en toda clase de abusos del propio euro, en la actual crisis ya conocida como la ‘Gran Recesión'».
Para Tamames, «es la hora de la verdad, y los paños calientes servirían de bien poco, pues nos estamos jugando es si España va a recuperar su pulso económico en un plazo no excesivamente largo; o si por el contrario entraremos en una fase de largo estancamiento, con toda clase de graves dificultades».
Tamames aludió al debate celebrado en el Congreso la semana pasada sobre la crisis, donde la presentación de Zapatero «fue un acarreo de promesas, tantas veces incumplidas anteriormente, a lo cual no siguió un plan para superar la crisis, sino más bien un abigarrado cúmulo de proyectos legislativos, claramente intervencionistas, y centrados en la ya Ley de Economía Sostenible, que a modo de ‘crecepelo de feria’, se presenta como la gran solución, sin que ni siquiera haya sido promulgado».
Lamentó que el presidente del Gobierno «de tiempo en tiempo, hace gala de importantes deficiencias en materia económica» y criticó que el actual Ejecutivo «propone medidas paliativas pero no de recuperación, pues ZP está obsesionado por mantener las prestaciones sociales, en seguir subiendo los salarios y manteniendo promesas sociales, cuando las percepciones fiscales se desmoronen, generando un déficit desmesurado, con una fuerte contracción de las inversiones del Ministerio de Fomento; que precisamente son las que más contribuyen a crear empleo.
Consideró que el plan de austeridad anunciado por el Gobierno «no va a ninguna parte». «No sabe uno de qué asombrarse más; si de la aparente ingenuidad del presidente, que deja traslucir sus fines electoreros, o el efecto narcotizante de sus ínclitos asesores».
Agregó que el endeudamiento «hipercrece», de forma que «será casi imposible no emitir más deuda de la ya prevista, por la fuerte sequía fiscal y las necesidades más imperiosas». «Profetizar es muy sencillo, lo difícil es acertar», aseveró Tamames.
Éste consideró que «la organización del presunto plan de ZP es un bodrio, pues no se saldrá de la crisis con un esquema más etéreo que otra cosa, que desparrama los trabajos en cuatro entidades, el diálogo social, el Pacto de Toledo, la troika formada por Salgado, Blanco y Sebastián, y la comisión que el portavoz del PSOE en el Congreso ha creado para su propio disfrute». «Todo eso, para hacer el Pacto de Estado, en un plazo de dos meses», aseveró este economista, quien abogó por «en vez de ese extraño bodrio, se debe rememorizar los Pactos de la Moncloa de 1977».
Tamames indicó que «hace un semestre no estábamos en la situación de estrés financiero en que nos encontramos ahora, al estar en el punto de mira de todas las agencias de rating, sobre todo a tenor de nuestro endeudamiento, que está creciendo rápidamente con la previsión de alcanzar el 74 del PIB en 2013″, aunque reconoció que la situación de España «no es tan grave como la de los helenos».
Para este experto, «los ciclos no pueden erradicarse, ni por medio de decretos leyes, ni a través de políticas económicas», tras lo reconoció que «la lección histórica nos muestra cómo en las burbujas y ‘cracks’ coexiste la avaricia junto a evaluaciones demasiado optimistas».
Asimismo, citó como diferencia destacada de la actual crisis con la de 1929 el hecho de que, a nivel internacional, «hay mallas de seguridad que funcionan para sostener el sistema evitando su colapso, desde el punto y hora en que los bancos centrales inyectan liquidez, y reducen el precio del dinero».
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