RRHH Digital. El Ministerio de Trabajo e Inmigración señala que el actual sistema de bonificaciones a la contratación presenta «evidentes síntomas de agotamiento» que hacen aconsejable abrir una «reflexión» sobre su «replanteamiento y reforma» ante la actual crisis, después de haber destinado cerca de 10.500 millones de euros desde julio de 2006 a facilitar 2,29 millones de contratos, un 3,89% del total de los que se registraron en España en ese periodo.
En un informe remitido al Congreso de los Diputados, el Ejecutivo admite que el sistema ha visto «mermada su capacidad» para favorecer la contratación de los colectivos con mayores problemas de empleabilidad y «parece haber evolucionado» hacia una forma de reducir de «manera general» los costes de la contratación indefinida en comparación con los costes de la contratación temporal.
El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ya avanzó la semana pasada su intención de destinar 292 millones de euros en 2010 a bonificar la contratación de mujeres, jóvenes y discapacitados. Sin embargo, se seguirían pagando el resto de bonificaciones ya en vigor, que en 2009 acumularon un coste cercano a los 2.700 millones de euros.
Trabajo señala que los resultados «parecen constatar» que el sistema de bonificaciones ha contribuido durante la crisis al mantenimiento de un «significativo volumen de contratación estable», si bien apunta que no se ha adaptado convenientemente a la situación económica actual, ya que no se ha modificado en tres años.
Asimismo, apunta que la reforma laboral de 2006 «no ha conseguido cambiar de forma apreciable con la cultura de la temporalidad» que domina el mercado español, ya que el número de contratos temporales sigue siendo elevado (14,6 millones de media en los últimos tres ejercicio), mientras que la crisis ha provocado que los indefinidos hayan empezado a acercarse durante la segunda mitad de 2009 a las cifras de hace tres años y medio.
El ministerio que dirige Celestino Corbacho admite que el sistema de bonificaciones no ha cumplido con su aspiración inicial de realizar una «mejor selección» de los colectivos beneficiarios, ya que «de facto» la práctica totalidad puede ser susceptibles de bonificación, aunque sea de «manera indirecta», como en el caso de los hombres parados entre 31 y 44 años.
«EFECTO GANGA»
«Al ser prácticamente universal, el sistema no permite favorecer nítidamente la empleabilidad de los colectivos con mayores dificultades de incorporación al empleo», concluye Trabajo, que llega a hablar de un «importante peso muerto o efecto ganga» en el sistema que afecta negativamente a su eficacia. «Existieran o no las bonificaciones, la contratación de realizaría igualmente», apunta.
Asimismo, recalca la complejidad del sistema, que establece «numerosas diferencias» en las cuantías con las que se bonifican a cada colectivo, e incluso existen ayudas diferentes dentro de cada uno. En este sentido, señal que las modificaciones más recientes del sistema se han hecho por acumulación, lo que puede general «distorsiones».
SE REDUCEN LOS CONTRATOS A MUJERES
Como ejemplo, destaca que se han bonificado 15.653 contratos a parados con cargas familiares desde diciembre de 2008, lo que podría haber restado algún paso a los contratos bonificados de mujeres, que pasaron del 39,5% en 2008 al 31,6% en 2009.
Por lo que se refiere a la contratación acogida a la reforma de 2006 por colectivos beneficiados, y dejando aparte las conversiones, que suponeen el 37,9% del total, los contratos más numerosos son los de mujeres, con un 26,8%, seguidos de los celebrados con mayores de 45 años (un 12,1%) y los firmados con jóvenes varones de entre 16 y 30 años (un 11,8%
Entre julio de 2006 y el 31 de diciembre de 2009 se firmaron en España un total de 58.779.703 contratos, de los que 6.651.0676 contratos (el 11,3%) fueron indefinidos, mientras que 52.128.627 (88,7%) fueron contratos temporales. Del total de indefinidos, el 56,8%, el 43,2%, 2.872.575, fueron conversiones de contratos temporales en indefinidos.
Del total de contratos, sólo 2.289.430, un 3,89%, recibieron algún tipo de bonificación, aunque los acogidos al sistema de bonificaciones diseñado en la reforma laboral de 2006 fueron 1.963.476, un 3,34%. De éstos, 1.837.649 fueron contratos indefinidos (el 98,1% del total de los contratos indefinidos bonificados), y 125.827 contratos temporales (el 30,2% del total de los contratos temporales bonificados).
EL CONTRATO CON DESPIDO MÁS BARATO NO FUNCIONA
El informe revela que el 76% (2871.399 contratos) de los contratos indefinidos iniciales fueron ordinarios, de los que sólo el 11,8% estuvo bonificado, mientras que al restante 24% fueron contratos de fomento de la contratación indefinida (con menor coste por despido), de los que el 84,2% se acogieron a alguna bonificación.
Trabajo constata que este tipo de contrato, que plantea 33 días de indemnización por despido improcedente, no han sustituido a los ordinarios (que contempla 45 días en el mismo supuesto), lo que achaca «en parte» a que están limitados a hombres de entre 31 y 44 años que lleven al menos sesis meses inscritos en el paro, tengan cargas familiares o sean perceptores de prestaciones.
Sin embargo, también desliza que la Ley de mejora de la ocupabilidad aprobada por el Gobierno del PP en 2002 ha contribuido a este fracaso, ya que considera que cambió la «percepción» de los empresarios hacia la contratación indefinida «al eliminarse las incertidumbres en los despidos, así como los salarios de tramitación, con una consiguiente reducción del coste».
CONVERSIONES DE TEMPORALES EN INDEFINIDOS
Trabajo recuerda que el pasado 31 de diciembre se cumplieron tres años y medio de la entrada en vigor del grueso de las medidas incluidas en el Acuerdo para la Mejora del Crecimiento y del Empleo (AMCE) firmado por el Gobierno, las patronales CEOE y CEPYME y los sindicatos UGT y CC.OO., cuyo objetivo fundamental fue impulsar la contratación indefinida y reducir la temporalidad, cuya tasa se situaba en el 34,39% en el segundo semestre de 2006. A cierre de 2009 llegó al 25,08%.
En este sentido, incide en que el efecto «más inmediato» de la reforma de 2006 fue el aumento de las conversiones de contratos temporales en indefinidos, que a cierre de 2009 sumaban ya los 2.872.575 contratos, esto a pesar de la desaparición de la bonificación del plan extraordinario aplicado en el segundo semestre de 2006. Así, si en 2006 se firmaron 670.238 contratos de este tipo, en 2007 se firmaron 902.210, 779.700 en 2008 y 520.427 en 2009.
LA CRISIS REDUJO MÁS LA TEMPORALIDAD QUE LA REFORMA
El departamento que dirige Celestino Corbacho recalca que la reforma de 2006 introdujo un «rasgo diferencial» respecto a las de 1997 y 2001 impulsadas por el PP, ya que el empleo indefinido «creció mucho y el temporal se redujo simultáneamente». Así, en el año y medio posterior a la entrada en vigor de la reforma de 2006, todo el empleo creado en términos fijos fue neto.
«La única reforma laboral que condujo a una reducción nítida de la tasa de temporalidad ha sido la efectuada en 2006», incide el ejecutivo, que recalca que la tasa de temporalidad se redujo en 3,5 puntos en los tres trimestres que siguieron a dicha reforma, desde un 34,9%, hasta el 31,4%.
No obstante, admite que a partir del segundo semestre de 2008 la reducción es «imputable en mayor medida» a que la destrucción de empleo por la crisis concentrada en el empleo temporal, situando la tasa de temporalidad en el 25,08% –es decir, 6,3 puntos menos– de la población activa.
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