RRHH Digital. El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, afirmó hoy que sería un «error» pensar que la reforma laboral que en breve empezarán a discutir Gobierno y agentes sociales «va a resolver todos los problemas del mundo», e indicó que, entre otras, ésta debe servir para transmitir confianza en una situación de dificultad como la actual.
Corbacho, en declaraciones a la COPE recogidas por Europa Press, dio a entender que no se pueden depositar todas las esperanzas en esta reforma. Así, y pese a su «confianza» en este diálogo a tres bandas, recordó que quienes la van a negociar «no pueden resolver el problema del crédito» ni tienen competencias sobre el Euríbor «ni incidencia en las agencias de calificación».
«Yo le doy mucha confianza a ese diálogo, pero en la mesa de diálogo social no vamos a resolver los problemas del crédito. Si el sistema financiero me transfiere las competencias, yo encantado del mundo de arreglar el problema del crédito», dijo.
El ministro no quiso avanzar el contenido de las propuestas para reformar el mercado laboral que el Ejecutivo llevará este viernes al Consejo de Ministros, pero sí señaló dos temas que habrá que tocar de alguna manera: la «excesiva dualidad» del mercado laboral y el fomento del empleo juvenil.
Sobre lo primero, afirmó que hay que corregir el uso abusivo que se hace de la contratación temporal y conseguir que el contrato fijo «no repela» a quien lo efectúa, el empresario. Sobre el empleo juvenil, el ministro reiteró que su intención es incentivarlo y la forma de hacerlo «es lo que se tiene que discutir».
SI NO HAY ACUERDO EN REFORMA LABORAL, EL GOBIERNO DECIDIRÁ
Así, preguntado por si el Gobierno propondrá el viernes crear un nuevo contrato indefinido dirigido a los jóvenes, con una indemnización por despido improcedente más barata de la habitual (entre 18 y 29 días por año trabajado), Corbacho apuntó que el documento del Ejecutivo no entrará en tanto detalle ni en algo tan «específico» como eso, pero sí que situará el empleo juvenil entre sus prioridades.
Dado que es previsible que las posiciones en la mesa de reforma laboral «no sean homogéneas», el ministro subrayó que el Gobierno intentará conciliar las posturas de unos y otros, si bien aclaró que, «en última instancia, si eso no es posible, tomará decisiones en la dirección que considere oportuna».
LA CULTURA DE LAS PREJUBILACIONES ES «LETAL»
Por otro lado y en cuanto a la propuesta del Gobierno de retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años, el ministro consideró positivo que se haya abierto el debate y confió en que, aunque no pueda alcanzarse un consenso «unánime» en el Pacto de Toledo a la hora de reformar las pensiones, por lo menos sí exista un acuerdo entre los dos grandes partidos políticos, el PSOE y el PP.
Corbacho reiteró que las propuestas sobre pensiones presentadas por el Gobierno responden a un mandato del Pacto de Toledo y recordó que en el informe hay más de 40 ideas, una de ellas la de estudiar la ampliación de la edad de jubilación. «El informe no pone fecha, dice que se estudie», apuntó.
El ministro insistió en que, como el retraso de la edad de jubilación no será suficiente para solventar la cuestión demográfica, deben tomarse otras medidas en paralelo. Una de ellas, «tan importante» como la de ampliar la edad de jubilación, es conseguir acabar con la cultura de las jubilaciones anticipadas a los 50 y tantos años, sobre todo en empresas con beneficios.
«Esto no lo digo ahora. Lo dije el primer día que llegué como ministro, que no estaba a favor de la cultura de que cuando una persona llega a los 52 años se le aparte como si fuera un mueble que ya no sirve para nada», recordó.
Corbacho advirtió además de que esta cultura es «letal», porque, según dijo, «un país que deposita su suerte en la espalda de una generación de entre 30 y 50 años está más cerca del fracaso que del éxito».
Junto a las dos medidas anteriores, el ministro insistió en que debe incentivarse, más de lo que se hace ahora, la permanencia voluntaria en el trabajo más allá de los 65 años.
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