RRHH Digital. El presidente de la Sociedad Española de Geriatría, Pedro Gil, criticó la ampliación de la edad de jubilación hasta los 67 años propuesto por el Gobierno, asegurando que es una medida con fines «puramente económicos» que, según lamentó, «puede empeorar la sensación de bienestar» de los españoles.
«La salud es el estado de bienestar físico, psíquico y social del ser humano», advirtió este experto en declaraciones a Europa Press, por lo que al retrasar la edad de jubilación puede acabar con «un bien social que se había conseguido» y, en caso de determinadas profesiones, puede provocar que haya trabajadores que continúen dos años más «arrastrando problemas de salud en sus trabajos».
De hecho, la propuesta de los geriatras pasa por revisar el sistema de jubilación para que a partir de los 65 años se ofreciese una jubilación programada que diera la opción de elegir en función de criterios económicos y de salud. Así, habría profesionales que «libremente» podrían retrasarla hasta los 67 e incluso los 70, lo que podría ser «incluso beneficioso para su estado de salud».
En este sentido, Gil destacó los problemas de depresión o ansiedad que ocasionan en algunas personas la prejubilación forzosa a los 52 años o la jubilación a los 65 cuando se encuentran en perfectas condiciones, sobre todo aquellos trabajadores de profesiones, generalmente liberales, en las que el trabajo físico no es importante y prima la experiencia personal.
«Como se puede entender que un médico que esté operando magníficamente bien y tiene experiencia en ciertas cirugías, de un día para otro se le diga que no puede operar. Sin embargo, esto no se puede comparar con el señor que carga y descarga vagones en una estación de trenes», señaló.
Sin embargo, advierte el presidente de la Sociedad Española de Geriatría, «uno no puede poner un límite tan drástico», como a su juicio ha hecho el Gobierno, ya que «puede beneficiar a algunos sectores y perjudicar a otros».
MÁS ACCIDENTES LABORALES
Además, Gil destacó que este retraso en la jubilación puede propiciar un aumento de la siniestrabilidad y el número de bajas laborales, sobre todo a partir de 65 años, ya que aseguró que «está demostrado que poco a poco se va perdiendo las capacidades auditivas y visuales, y los reflejos y la capacidad de reacción es más lenta».
En cambio, dudó de que la jubilación a los 67 años afecte a la aparición de nuevas enfermedades o en la esperanza de vida, aunque habrá que analizar estudios realizados en países con una jubilación similar para determinar una correlación clara.
Por último, el presidente de esta sociedad científica lamentó también que el Ejecutivo no haya contado con estos profesionales, encargados de estudiar la vejez y ofrecer terapia para sus enfermedades
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