RRHH Digital. El presidente del Gremio de Empresarios de Cines de Catalunya, Camilo Tarrazón, anunció hoy que los 74 cines agremiados –suman 525 de las 795 pantallas que hay en Catalunya– cerrarán el 1 de febrero para «escenificar» qué pasará si la ley del cine catalán entra en vigor.
Ese mismo día la Academia del Cine Catalán entregará los Premios Gaudí, pero Tarrazón clarificó que su medida no boicotea la gala de la industria catalana, sino que es «la mejor manera de ayudarla y que los premios no pasen a la historia».
Bajo el lema ‘Por el futuro de los cines, catalán y trabajo sí; cuotas y paro, no’, el gremio instó al resto de cines de Catalunya (muchos de gestión municipal que no abren cada día) a secundar esta protesta.
Las «consecuencias nefastas» de la ley se explicaron hoy en Barcelona en base a un estudio económico-financiero sobre el sector con datos de 2001 a 2008 recabados por el economista Josep Maria Gay.
Si en 2009 se recaudaron 130 millones de euros y se alcanzó una cifra de espectadores de 20 millones, la implantación de la ley hace preveer, en el peor de los casos, un mercado catalán sólo con cuatro millones de espectadores sin libertad más que para ver películas comunitarias, porque no saldrían las cuentas para estrenar el resto.
El texto de ley que ya ha llegado al Parlament y que se tramitará por vía de urgencia estipula que las películas europeas con 15 o menos copias serán las únicas que estarán exentas de incluir el catalán en el doblaje o la subtitulación. Las americanas, por ejemplo, con menos de 15 copias sí deberán distribuir la mitad de las copias en catalán. La norma ya no es general.
«Es una distorsión del consumo cultural en el territorio, y los pequeños cines tendrán que cerrar. Salas cerradas significa más paro», indicó Tarrazón, cuyo objetivo es cambiar «radicalmente» la ley para que no haya sanciones ni imposiciones.
‘Mapa de los sonidos de Tokyo’, ‘Ágora’ y ‘Planet 51’ son películas que hubiesen estado en una situación atípica, pese a ser de producción española y catalana, por estar rodadas en inglés, por lo que tendrían que haber acatado las imposiciones lingüísticas de la ley.
En la situación intermedia, cuando el texto preveía que todas las películas con 15 o menos copias estaban exentas de traducirse, la previsión no era mucho más halagüeña: se temía que muchos títulos se comercializaran con 15 copias o menos, porque «ninguno con ocho en castellano y ocho en catalán recaudará más dinero que salir con 15, ya que la demanda en catalán se tiene todavía que desarrollar», dijo Tarrazón. En ese escenario se recaudarían 70 millones al año con la asistencia de 10 millones de espectadores, la mitad de lo que se consiguió en 2009.
Según el autor del estudio, el cine es un sector que no le cuesta dinero a la sociedad «en un momento de gasto público desmadrado» porque se financia con capitales propios, «sin ningún tipo de ayuda», por lo que instó a «dejarlo» en paz con su «esfuerzo para seguir adelante». Con la ley, ‘Apocalypsis Now’, resumió.
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