RRHH Digital. El aumento del crecimiento del paro conlleva una serie de consecuencias que gravan el crecimiento económico del país. Sin embargo, no todos los grupos sociales están experimentando por igual este aumento del desempleo y no todos se enfrentan con la misma situación personal a este nuevo escenario. Los trabajadores inmigrantes son, sin lugar a dudas, los más afectados por la crisis económica y el paro.
Randstad, líder en soluciones de recursos humanos, con motivo de la celebración del día del migrante mañana, 18 de diciembre, ha querido profundizar en los posibles cambios que este colectivo ha experimentado en los últimos meses con motivo de la recesión económica.
En primer lugar destaca que los trabajadores extranjeros sufren más el desempleo que los nacionales: mientras que los españoles rozan el 18%, los inmigrantes alcanzan una tasa que llega al 28%.
Otro punto a mencionar es que ahora cada vez son más los extranjeros que han optado por empezar a trabajar: han experimentado un aumento de su población activa, en especial en el caso de las mujeres. Su tasa de actividad es del 77’5% frente al 60’06% de los nacionales.
Sin embargo, los inmigrantes tienen más problemas para conseguir un nuevo empleo. Su presencia en el mercado laboral ha estado ligada a aquellos sectores que se han visto más dañados por la crisis y, ahora, tienen más dificultades para encontrar empleo acorde a su experiencia. Además, su inserción laboral se produjo en puestos de baja cualificación, lo que ahora les impide recolocarse con facilidad.
Estos son a grandes rasgos los principales problemas de los trabajadores extranjeros, sin embargo, la magnitud y la profundidad que su inserción laboral produjo en nuestro país permite realizar un análisis más extenso.
Cómo ha evolucionado el desempleo en los inmigrantes
Tal y como se apuntaba anteriormente, los extranjeros arrojan cifras más altas de la tasa de desempleo que los nacionales, pero esta evolución ha cambiado a lo largo de los últimos meses. En un primer momento fue el sector de la construcción el que impulsó el crecimiento del desempleo, al que siguieron el de industria y servicios. Esto afectó especialmente al colectivo inmigrante, ya que se ocupaba principalmente en puestos de baja cualificación en la construcción e industria en el caso masculino y en empleos de baja cualificación del sector servicios (hostelería, restauración, limpieza…) en el caso femenino. De ahí que hayan sido ellos los que primero notaron la crisis y los que llevan, por lo general, más tiempo parados.
Por este mismo motivo, el paro afectó primero a los varones y más tarde a las mujeres extranjeras, que han aumentado su tasa de desempleo desde el segundo semestre de 2008. En la actualidad, la distribución por género entre españoles se está igualando. Sin embargo, las mujeres extranjeras aumentan mes a mes su cifra de desempleo, ya que van “a remolque” de sus compañeros: se han visto obligadas en muchos casos a intentar ingresar en un mercado laboral, desconocido para muchas hasta el momento, cuando sus parejas han perdido su empleo y los ingresos no cubren sus necesidades económicas.
Cuando la crisis ha afectado a todos los sectores y a todos los niveles de cualificación es cuando los españoles han comenzado a superar a los inmigrantes en términos absolutos, ya que también es mayor su participación en el total de empleados. Pero no así en términos relativos, ya que su tasa de desempleo sigue siendo inferior a la de los inmigrantes. Si bien es cierto que los menores de 25 años son a priori los más afectados por el desempleo, esto se agrava cuando se toma como referencia únicamente al grupo de trabajadores inmigrantes.
Análisis por sectores económicos
Como se mencionaba anteriormente, los extranjeros fueron los primeros en aparecer como víctimas de la crisis; su unión a la construcción les hizo vulnerables cuando se produjo el agotamiento de este sector ya en 2007 e incapaces de reubicarse en otro.
En el caso de los perfiles de mayor cualificación de la construcción o industria los trabajadores intentaron reubicarse en este mismo sector, con relativo éxito. Por su parte, los trabajadores de escasa cualificación intentaron emplearse en el sector servicios, ya que en este campo la línea de aprendizaje es rápida, pero éste pronto comenzó también a presentar signos de debilitamiento.
Incapaz de absorber tal cantidad de mano de obra y como consecuencia de la recesión económica, en 2008 comenzó también el desempleo en el sector servicios. En esta ocasión, no sólo dejó en desempleo a los hombres, sino a las mujeres extranjeras, sus principales empleadas. Además, no sólo se redujeron el número de puestos de trabajo, sino que muchas de estas mujeres han visto reducidas sus horas de trabajo y, por ende, sus ingresos.
Este verano, la tendencia ha continuado y ha perjudicado aún más a los inmigrantes. El sector del turismo ha vivido su peor verano en una década, lo que ha incidido en una reducción del número de empleos y de ingresos, ya que la contratación ha sido menor tanto número de días como de horas. Además, las empresas han elegido a aquellos profesionales con experiencia acreditada, siendo más habitual la contratación de nacionales que de inmigrantes.
Los datos de septiembre confirman esta tendencia y muestran que el sector servicios es ahora el que mayor número de desempleados arroja.
¿Por qué los extranjeros tienen menos ocupación?
Durante 2008 la cifra de ocupación de los extranjeros apenas cambió. Esto es debido a que el incremento del paro se compensó con el aumento de activos de origen inmigrante, fenómeno que viene sucediendo desde hace unos años. Según los últimos datos analizados, la población extranjera mayor de 16 años que busca un empleo aumenta en los dos géneros. En el caso femenino, muchas habían logrado la reagrupación familiar y ahora optan por buscar empleo, con la dificultad que eso supone no sólo por su falta de experiencia, sino por problemas de idiomas (en el caso de magrebíes, por ejemplo) o de falta de formación.
No ha sucedido lo mismo en el caso de los españoles: el incremento de la tasa de actividad sólo se da en las mujeres. Y es que en familias donde las mujeres habían optado por no trabajar, ahora se han visto obligadas a hacerlo cuando sus parejas han perdido el empleo.
Dentro de esta ocupación es fundamental su nivel formativo. En general, el nivel formativo de los españoles es más alto que el de los inmigrantes, ya que alcanzan mayor número de puestos universitarios. Sin embargo, los extranjeros cuentan con porcentajes más altos de educación secundaria por lo que su nivel formativo no es bajo. El problema radica en que estas personas que llegaban a nuestro país con la urgencia de encontrar un trabajo se han empleado en puestos de baja cualificación, que eran los más accesibles.
En el caso de las personas con baja cualificación ahora no cuentan con el tiempo necesario para poder remediar esta situación y en el caso de las personas con títulos universitarios, la homologación es larga y costosa, lo que dificulta su acceso al mercado en puestos acorde a su formación.
Diferencias por nacionalidades
Este desempleo, no obstante, no ha afectado por igual a toda la población inmigrante. Destaca que las mayores tasas de paro afectan a los tres grupos que más población trabajadora aportan: Rumanía, Ecuador y Marruecos.
Esto es palpable cuando se compara la tasa de paro de europeos y latinoamericanos no se aleja tanto de la media de todos los extranjeros, pero hay un salto cuando se atiende al “resto del mundo”. Aquí tienen especial importancia los marroquíes, porque son ellos los que están sufriendo en mayor grado el desempleo, no sólo porque han aumentado su población activa, sino porque han reducido drásticamente su ocupabilidad.
La base de esta diferencia se debe a que el paro ha afectado más a la construcción, sector donde más trabajaban los magrebíes y porque es en este colectivo donde también hay mayor proporción de trabajadores poco cualificados, lo que complica su recolocación.
Los rumanos, por su parte, han aumentado su grado de ocupación, pero no es suficiente para que disminuya su tasa de paro, ya que también ha experimentado un incremento en su población activa.
La población latinoamericana notó ya entrado 2008, los efectos de la crisis. Los ecuatorianos son los que más han aumentado su paro, no sólo por el aumento de la población activa sino del descenso de ocupados. Este colectivo fue de los primeros en llegar a nuestro país, por lo que muchos se encuentran no sólo en situación regular para buscar de nuevo empleo, sino con un fuerte arraigo social, lo que les ha facilitado el cobro de la prestación de desempleo.
No sucede lo mismo con los colombianos y bolivianos. Estos últimos, han llegado en masa más tarde a nuestro país, por lo que no se pudieron beneficiar de la regulación de sus papeles y todavía tienen una tasa de irregularidad muy alta, lo que les impide su recolocación en el mercado. Además, este colectivo también se concentró en la construcción y tras perder su empleo no cuentan, en general, con formación suficiente para emplearse en otro sector.
Perspectivas de empleo del colectivo inmigrante
Como se mencionaba en párrafos anteriores, los inmigrantes fueron los primeros en sentir los azotes de la recesión económicas. Quienes estaban en situación regular, llevaban varios años trabajando, con un alto arraigo social y, en muchas ocasiones, vivienda propia. Esto les permite percibir la prestación por desempleo, pero en muchos casos ésta está llegando a su fin, tensando la situación financiera de estas familias que deben hacer frente a grandes responsabilidades económicas.
En el caso de las personas con menor arraigo las perspectivas de empleo son también negativas ya que el aumento entre los nacionales incrementa la competitividad y les hace más vulnerables. Además, su falta de cualificación, su falta de experiencia en distintos sectores o incluso sus problemas de idioma en el caso de los inmigrantes de habla no hispana, dificulta su inserción laboral. De seguir el aumento del desempleo, se producirá aún más un aumento de la economía sumergida (un 30% en el último año según datos oficiales de agosto), con los problemas de seguridad laboral, falta de crecimiento económico y falta de competitividad que eso conlleva para trabajadores y empresas.
Sin embargo, no todo es negativo para este colectivo. En esta búsqueda de empleo una de sus principales ventajas competitivas respecto a los españoles es su alto grado de movilidad, un factor que multiplica las posibilidades de encontrar un empleo. Si bien los españoles cambiarían de ciudad en un 56% de los encuestados por Randstad, los extranjeros aumentan esta cifra y se trasladarían hasta en un 73% de los casos. Esta disponibilidad es mayor entre los hombres inmigrantes que entre las mujeres: los varones se trasladarían en un 76% de ocasiones y las mujeres en un 67%. Estos porcentajes ya se están dando en el mercado: la movilidad se está produciendo desde zonas básicamente turísticas o con gran volumen de oferta, hacia poblaciones de menor tamaño que hasta el momento no habían experimentado un incremento tan notable en su porcentaje de población extranjera.
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