El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, afirmó hoy que el Gobierno trabaja en la idea de retrasar las jubilaciones anticipadas y de mantener la edad de jubilación en los 65 años, de manera que la edad efectiva de jubilación (ahora situada por encima de los 63 años) se acerque cada vez más a la edad legal de 65 años.
Granado, en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press, explicó que el sistema español de pensiones tiene la «peculiaridad» de que los que se jubilan antes no son siempre los que hacen trabajos más penosos, pues muchos son trabajadores que hacen tareas sedentarias y que son despedidos de sus empresas.
Por el contrario, argumentó Granado, hay personas que realizan trabajos más dificultosos y que se jubilan más tarde, y consideró por ello que retrasar la edad de jubilación de todos sin alterar ese hecho sería «injusto».
«Por lo tanto, nosotros preferimos reducir las diferencias entre los que se jubilan demasiado precozmente y mantener la edad de jubilación en los 65 años», manifestó Granado, que recordó que España ha conseguido en los últimos años elevar la edad de jubilación efectiva en casi cuatro meses, «el triple de lo que ha evolucionado la media europea de jubilación, que es además más baja que la española».
El secretario de Estado de la Seguridad Social subrayó que España tiene que acabar con la cultura de resolver los problemas del mercado laboral despidiendo a los trabajadores más veteranos. «Esto es una barbaridad y hay que acabar con ello y empezar a cambiar de mentalidad», opinó.
Granado manifestó además que cada vez hay más gente que retrasa voluntariamente su jubilación y, de hecho, señaló que el grupo de trabajadores de 65 y más años es el único donde sigue aumentando la afiliación.
SUPERÁVIT DE 8.000 MILLONES Y REFORMAS EN EL HORIZONTE
El responsable de la Seguridad Social destacó la fortaleza del sistema español de pensiones, para el que estima un superávit más cercano a los 8.000 millones de euros que a los 7.000 millones de euros previstos.
No obstante, recordó que el hecho de que el sistema esté fuerte no significa que no tenga que sufrir reformas, pero no radicales, sino moderadas, amplias en el tiempo y equilibradas.
«El primer efecto de anunciar una reforma radical en sistema de pensiones es disminuir las expectativas de la gente y hacer que cotice menos. Es matar la gallina de los huevos de oro. Por lo tanto, hemos sido siempre partidarios de hacer reformas muy moderadas, en un escenario temporal amplio, y equilibradas entre ingresos y gastos», apuntó.
Granado señaló que la Comisión Parlamentaria del Pacto de Toledo, encargada de diseñar las reformas del sistema, terminará este mes sus trabajos para empezar a discutir sus conclusiones en enero, y que el Gobierno se ha comprometido a entregar un documento con los aspectos en los cuales se deben profundizar, «siempre partiendo de la base de que la reforma no va a afectar a los actuales pensionistas y de que será una reforma moderada».
Respecto a si la reforma de pensiones incluirá la ampliación del periodo de cálculo de las pensiones de los 15 años actuales a toda la vida laboral, Granado indicó que lo que desea el Gobierno es que la pensión sea más proporcional a la cotización que se ha hecho a lo largo de la vida. No obstante, precisó que ello no quiere decir que se vaya tomar toda la vida laboral para el cómputo de la pensión.
Según dijo, tomar en consideración los últimos 15 años de trabajo para calcular la pensión tiene una ventaja (la de no descuidar los últimos años de cotización) y una desventaja (la de que a la gente que es despedida a los 50 y tantos años les empeora claramente sus pensión). «Tenemos que discutirlo con los agentes sociales porque no queremos que el sistema trate peor a los más vulnerables, que son precisamente los trabajadores despedidos», precisó.
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