RRHH Digital. La Federación de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual de Madrid (FEAPS MADRID) remitirá a lo largo de esta semana a todos los medios de comunicación de la Comunidad de Madrid, un decálogo en el que, bajo el lema: “Cuestión de actitud, no de aptitud” se resumen las pautas básicas sobre el tratamiento de la discapacidad intelectual en los medios.
Esta iniciativa, que se pone en marcha con motivo de la celebración el próximo jueves 3 de diciembre, del Día Internacional de Personas con Discapacidad, surge desde el convencimiento de que los medios de comunicación son pieza clave para lograr metas comunes como la inclusión social y la erradicación de la discriminación social.
Para FEAPS MADRID, alcanzar la inclusión social es una cuestión de “actitud” de la sociedad en su conjunto y no de “aptitud” de las personas con discapacidad intelectual.
Asimismo, dentro de su campaña de sensibilización, FEAPS MADRID, incluirá en todas las notas de prensa que se remitan a los medios de comunicación, una reseña de las mismas en lectura fácil.
Decálogo
1.- Las personas con discapacidad intelectual son, por encima de todo, personas y tienen el mismo deseo y derecho de ser tratados como ciudadanos de primera. La discapacidad es sólo un aspecto de su vida que no impide que se desarrollen en otras muchas facetas de su vida que se consideran “normales”. Por eso, cuando te refieras a su discapacidad sitúala, en la medida en que informativamente sea conveniente, dentro del contexto de la persona. No te refieras a alguien como un “discapacitado”, sino como a “una persona con discapacidad”, “una persona con síndrome de Down”, “una persona con espectro autista”.
En consonancia con lo anterior, el término “persona” debe situarse antes que su discapacidad, poniendo el énfasis en la persona y no en la discapacidad. Todo ello porque «La persona lo es; sin más, siempre y en toda circunstancia. Y nunca deja de serlo ni parcialmente por el hecho de disponer de mayor o menor competencia de ningún tipo o de mayor o menor poder sea de la clase que sea.»
2.- Evita los términos “deficiencia” “minusvalía” o “retraso” para referirte a personas con discapacidad.
3.- Evita, en la medida de lo posible, términos genéricos como “epilético”, “Down” y también los términos condescendientes como “psíquicamente limitado”
4.- Evita la comparación con lo que se considera normal. Alude a “personas con discapacidad” frente a “personas sin discapacidad”.
5.- No confundas discapacidad intelectual con enfermedad. “La discapacidad intelectual no es consecuencia de una enfermedad, sino de una patología, que en algunos casos requiere de un tratamiento médico específico y en una mayor parte de ellos no. Medicalizar la discapacidad intelectual supone simplificar el problema y dificultar la puesta en práctica de otro tipo de soluciones.»
6.- Tampoco identifiques a una persona con discapacidad intelectual con una persona con enfermedad mental. Los problemas de salud mental no tienen nada que ver con la discapacidad intelectual. La discapacidad intelectual se refiere al funcionamiento intelectual mientras que la enfermedad mental es una distorsión o exageración de la realidad. Una persona con discapacidad intelectual puede, al igual que una persona sin discapacidad, tener problemas de salud mental.
7.- “Sufrir” una discapacidad sería tanto como asumir que no hay posibilidad de integración. “tener” una discapacidad es más adecuado.
8.- Si vas a entrevistar a una persona con discapacidad, pregunta antes qué necesita y sobre todo dirígete a ella, no a la persona que pueda acompañarle. Dale tiempo para pensar y para poder expresar por sí misma. Facilita que se exprese con libertad y sin mediaciones manipuladoras.
9.- Cuando te dirijas a una persona con discapacidad, trátale en función de su edad, como un niño si es niño, o como un adulto si es adulto, porque «Las necesidades de las personas con discapacidad intelectual van cambiando y evolucionando como las de cualquier persona. No tiene sentido tratarles como niños cuando son adultos. Infantilizarles supone no tener en cuenta sus derechos.»
10.- Las personas con discapacidad intelectual también tienen que estar informadas. Como el resto de la sociedad, es imprescindible que la persona tenga información con la suficiente antelación y que cuente con claves anticipatorias para que pueda analizarla y hacer uso efectivo de ella»
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