La crisis está provocando fuertes recortes en las empresas. Los más llamativos y dramáticos han sido los recortes de plantilla, ya que el número de afectados por ERE en España hasta septiembre de 2009 ha sido diez veces mayor que en el mismo periodo del año pasado. ¿Pero en qué otras áreas están las empresas introduciendo la tijera para reducir sus gastos? Aunque pudiera parecer lo contrario, la mayoría de las empresas no están recortando sus gastos a costa de los beneficios sociales que ofrecen a sus empleados y entre los cuales figura el más popular: los cheques comida. Las corporaciones, aunque se han visto obligadas a realizar recortes de otro tipo para salvaguardar su rentabilidad, están intentando mantener lo máximo posible esos servicios que ofrecen a sus empleados.
Así lo revela una encuesta realizada por nuestra compañía a 800 trabajadores, en la que para el 61,5% de éstos su empresa no está realizando recortes en beneficios sociales, mientras que un 18,2% opina lo contrario y un 20,3% no sabe o no contesta.
De modo que aunque más de la mitad de los profesionales no siente que su empresa está recortando en contra de su bienestar, desgraciadamente el área de los recursos humanos también ha sufrido algún que otro tijeretazo. De hecho, es una realidad que las reducciones en la formación de los empleados se han producido hasta en las más grandes compañías españolas, y así lo demuestran los datos de la encuesta, en la que el 38,4% de los trabajadores que han sufrido algún tipo de reducción en sus beneficios sociales, manifiestan que ha sido precisamente en la formación.
¿Y qué está ocurriendo con otros beneficios como los cheques comida? ¿Pueden las empresas suprimirlos? En el caso de los cheques comida las empresas no pueden suprimirlos a no ser que el importe íntegro de éstos lo transfieran a la nómina del trabajador. Según Carlos Delgado, presidente de Compensa Capital Humano y especialista en temas de retribución flexible, las compañías no podrían eliminar unilateralmente este concepto de la compensación salarial puesto que es un derecho adquirido del trabajador.
Otra asunto sería que por la crisis, exista un menor número de empresas que se apunten a este sistema retributivo. Sería una gran oportunidad perdida para incrementar la motivación de sus empleados en momentos de tanta incertidumbre, pero no todas las empresas son conscientes de ello. La retribución flexible permite decidir al trabajador qué parte de su sueldo quiere cobrar en efectivo y qué parte en especie (vales de comida, seguro médico, guardería,…según sus necesidades personales), consiguiendo pagar mejor sin gastar más. Esto es gracias a que la parte del salario no dineraria está exenta de impuestos, por lo que esa cantidad la disfruta íntegra el trabajador, sin pasar por Hacienda, mientas que la empresa se deduce este gasto en el Impuesto de Sociedades
Sin embargo, la gestión de los cheques comida puede provocar cierto temor entre los departamentos de recursos humanos debido su estricta legislación. Hace dos años, la exención fiscal que permitía a las compañías abonar los vales comida a sus empleados sin incurrir en costes se vio modificada por la introducción de restricciones en su uso, contempladas en el artículo 45.2 del Reglamento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Estas limitaciones obligan a que en los cheques que se entregan a cada empleado deben constar una serie de requisitos como que sean nominativos, intransferibles, con fecha de consumición, número de documento, importe nominal con una cuantía máxima de nueve euros, denominación de la empresa emisora o la imposibilidad de obtener el reembolso con el fin de que el trabajador no adquiera un sobresueldo en especie libre de impuestos.
Precisamente, una de las restricciones más dificultosas es su uso exclusivo para los días laborables. Es decir, los trabajadores sólo podrán utilizar los vales comida en los restaurantes sus días hábiles del mes. Esto provoca que la expedición de los cheques sea totalmente personalizada dependiendo del calendario laboral de cada trabajador (los que trabajan de lunes a viernes, los fines de semana, los que deben desplazarse fuera de la oficina, tanto usualmente como inesperadamente o los que tengan que ampliar su jornada de trabajo por motivos laborables, por poner unos ejemplos).
Aquí surge uno de los mayores quebraderos de cabeza para las grandes y pequeñas empresas, ya que se complica establecer un control en su expendición, tramitación y su posterior registro. Por consiguiente, esto ocasiona un mayor volumen de trabajo al departamento encargado de estas gestiones. Una inversión en tiempo y recursos humanos difícil de afrontar en momentos como los actuales, en los que las plantillas de los departamentos de gestión de personal están muy ajustadas.
Este “coste burocrático” para las empresas podría estar desalentando el uso de los cheques comida y más aún en estos momentos de crisis económica, pero no por ello, las empresas deberían tirar la toalla. En realidad, la retribución flexible (ya sea con la inclusión de vales comida o con otros beneficios sociales que sean necesarios y valorados por cada trabajador) es muy rentable ya que permite incrementar el grado de satisfacción y motivación del empleado, a la vez que mejora la eficiencia retributiva de la empresa al aumentar la disponibilidad neta sin costes salariales adicionales para la organización.
No cabe duda de que las empresas españolas están sufriendo una de las peores crisis y sus dificultades económicas están siendo salvadas a través recortes. En temas salariales, la congelación parece la alternativa más fácil, pero no es la solución más justa para los trabajadores. En cambio, la retribución flexible permitiría a la compañía pagar lo mismo y que el trabajador cobrara más.
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