RRHH Digital. A lo largo de los trimestres que llevamos sumidos en la crisis, se ha extendido la pregunta acerca de si la mano de obra inmigrante está reemplazando en sus puestos de trabajo a ocupados españoles. La inquietud ha ido ganando terreno dado que, al haber muchas más personas dispuestas a trabajar que puestos de trabajo disponibles, los inmigrantes podrían estar “aprovechándose” de su supuesta mayor inclinación para aceptar remuneraciones más bajas.
Sin embargo, la variación interanual del total de ocupados españoles e inmigrantes no permite sostener la hipótesis de un reemplazo en los puestos de trabajo de aquellos por estos últimos. El número total de ocupados ha sufrido un descenso de un 7,3% en un año, variación que se traduce en un 6,9% para los españoles (1.183.000 ocupaciones) y un 9,3% para los extranjeros (293.000 plazas).
Es decir, mientras que los inmigrantes ocupan casi 1 de cada 7 puestos de trabajo, en los últimos doce meses han perdido 1 de cada 5 empleos. Cuando se desglosa esta información por sexo, la conclusión se mantiene: en ambos casos, el número de inmigrantes ocupados ha caído más que el correspondiente a españoles, manteniendo su participación del 20% en los empleos perdidos. No obstante, se observa un primer matiz al contemplar la variación interanual en el número de ocupados de los distintos grupos de inmigrantes.
Los extranjeros que provienen de otros países comunitarios son los que han sufrido la menor caída en su ocupación, con sólo un 1,2%. Así, mientras estos han mantenido la casi totalidad de sus empleos, los inmigrantes del resto de Europa han perdido el 22,1% y tanto los latinoamericanos como los del resto del mundo casi el 12%. Simplificando, tenemos que a lo largo de los últimos doce meses ha perdido su empleo 1 de cada 14 españoles, 1 de cada 5 europeos no comunitarios, 1 de cada 9 latinoamericanos e inmigrantes del resto del Mundo, pero apenas 1 de cada 83 extranjeros de otros países de la UE.
Por lo tanto, se deduce que todos los grupos de inmigrantes pierden empleos, por lo que ninguno de ellos estaría reemplazando a españoles. Además, el grupo de extranjeros que mejor desempeño exhibe es precisamente el único al que no se vincula con empleos de baja remuneración, ya que si bien entre ellos se cuentan polacos, rumanos y búlgaros, también hay alemanes, franceses y británicos.
Entre los latinoamericanos, europeos no comunitarios e inmigrantes del resto del mundo, el número de personas con empleo tiene, en ambos sexos, un descenso más marcado que el correspondiente a españoles. Los recortes más marcados corresponden a los varones de Latinoamérica (caída interanual de un 15,7%) y las mujeres de la Europa no comunitaria (descenso de un 28,1%).
No obstante, el grupo de los ciudadanos de la UE presenta una evolución dicotómica entre los sexos. Por una parte, los varones han perdido un 10,6% de sus ocupaciones (más, incluso, que los españoles, cosa que los equiparara con el resto de grupos de inmigrantes). Pero por otra parte, las mujeres procedentes de otros países de la UE han sumado 41.000 empleos, lo que conlleva un aumento interanual de 11,5%. Esto indica que este subgrupo particular, el de mujeres de otros países miembros de la UE, sí ha ganado empleos antes ocupados por otras mujeres, aunque no necesariamente de españolas.
Sin embargo, no debe olvidarse que las mujeres españolas han perdido 268.000 puestos de trabajos. Esto indica que, aunque consideráramos el improbable caso de que la totalidad de empleos ganados por las mujeres inmigrantes procedentes de otros países de la UE hubiesen correspondido a españolas, el eventual reemplazo sólo explicaría el 15% de los empleos perdidos por trabajadoras nacionales.
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